domingo, 23 de diciembre de 2012

PESEBRE SIN "STRESS"


Recientemente tuve la oportunidad de visitar el Museo Casa Escuté en Carolina para disfrutar la exhibición Noche de Paz, Arte de Paz, magistralmente curada por mi querido padre adoptivo, Macho Rivera.  En dicha colección, un virtuoso de nombre Angel y apellido Cora, por supuesto, pintó una escena que me dejó, literalmente, sin aire.  La pintura era una extraordinaria representación de María, José y el niño Jesús en el pesebre.  Te preguntarás: “¿Y eso que tiene de nuevo?”   Pues te diré que la novedad de la obra es que Jesús está acabado de nacer; aún con el cordón umbilical adherido.  ¡Impresionante!  El artista logra llevarnos al instante mismo del parto, permitiéndonos  sentir toda la emoción del momento. 

El viaje a Belén provocado por este pintor fue tal, que también provocó esta reflexión.  Por primera vez en mi vida, me ví en María.  Me la imaginaba, cansada, adolorida con contracciones y en un lugar extraño pidiendo posada.   La imagino pensando: “Si llevo al hijo de Dios, de seguro me tienen preparada una “suite” en el mesón.  Algo “VIP” con toallas limpias, agua caliente y definitivamente un moisés espectacular para colocar a mi bebé.”   Supongo que esta visión la mantuvo positivamente enfocada en medio de la aceleración de las contracciones… hasta que les dijeron que no había posada en el mesón.   “Ah, Orden Divino, Dios debe tenernos preparado un lugar especial en la casa de alguien, que sin duda, al verme con esta barriga y con la cara de “por ahí viene el bebé” nos albergará de inmediato.” Pero nada; eso no ocurrió.  Les dieron un pesebre.  Y ahí nació su bebé, y según la pintura que ví, ambos estaban más que felices.   Su alegría y gratitud por su bebé hermoso y sano convirtió el pesebre en una “suite” real.

En la vida llegarán momentos en los cuales no podemos entender los designios Divinos de forma alguna.  Algo que debería resolverse con relativa facilidad, a veces no da muestras inmediatas de mejoría.  Sin embargo, la clave está en seguir confiando en que el mayor bien se manifestará.  ¿Se imaginan al bello niño naciendo en un mesón lleno de gente alborotada y desinteresada en lo que estaba ocurriendo?  El niño nació en Paz.  La tranquilidad del pesebre les permitió a María y a José experimentar la Presencia Divina en el silencio de la noche.  El friíto les debe haber provocado acurrucarse muy cerquita para calentarse juntos, mientras el bebé se alimentaba y ellos juntos, unidos, lo protegían.  ¿Imaginan el amor??? 

En esta Navidad, mi regalo para tí es perfección.  En cada momento que nos toca vivir, está inherentemente presente, la perfección Divina…. el Orden Divino….  En esta Navidad, quiero dejar bajo tu árbol la certeza del Bien.  Aún cuando no puedas ver en el momento la bendición de una experiencia, detente, respira y afirma “hágase la Luz”.  Con paciencia, podrás ver la magia de la Verdad revelarse ante tus ojos, contenida en esta Verdad, está la Paz.  ¡Feliz Navidad!  Que tu nuevo año 2013 te traiga milagros de Gracia en cada experiencia de tu vida y que sea la Paz del pesebre dentro de tu corazón tu mayor tesoro… hoy y siempre.  Gracias por tu lectura y sintonía.  ¡Noche de Paz!!!

 

lunes, 3 de diciembre de 2012

FÁBULA PARA REFLEXIÓN: El ladrón, el pastor y el Cristo.


Esta es la fábula: Erase un  pastor que pastoreaba sus ovejas y para estar mas seguro, portaba un revolver en el cinto.   No lo aprendió de su maestro, el Buen Pastor, pero se decía: “Más sabe el diablo por viejo que por diablo.  En los tiempos del Cristo, no había tanta criminalidad.”   Dicho esto, un buen día el ladrón llegó a su puerta y sin encomendarse a nadie, le disparó.  
Moraleja: Crea en usted y en lo que pueda llevar en el cinto.  Al Cristo lo dejamos para los domingos.

Todas las fábulas llevan una moraleja, sin la moraleja no hay fábula.  Por lo regular, las fábulas son historias que protagonizan animales.  Bueno, es por eso que en esta reflexión le incluimos ovejitas.  Es bueno reflexionar sobre estas situaciones complejas que se presentan en la vida, precisamente para que aprendamos a hacer nuestras fábulas fabulosas historias que contengan moralejas con moral.

Recientemente un reverendo sufrió un asalto y se defendió a tiro limpio.  Otro pastor, creyente  comprometido igualmente con la violencia, insultó a los Cristianos que no se sepan defender.  Un colega en Facebook indicó con prontitud que, y cito: “el hecho de que uno sea Cristiano no significa que uno se deba dejar matar.”   A riesgo de reventar por el silencio que usualmente guardo ante este tipo de controversias, respondí con el debido respeto: “Hermano, la palabra Cristiano viene de Cristo, quién precisamente trascendió 2,000 años porque se dejó matar.” 

Ciertamente, creo que Jesús tuvo varias opciones además de sentarse en un huerto del Getsemaní a esperar por los verdugos.  Entre ellas se me ocurre que pudo defenderse a espadazo limpio, huir con sus discípulos y seguidores a Egipto o aliarse con Poncio curándole alguna que otra verruguita para así ganárselo y zafarse de la cruz.  Pero no; el Cristo vivía a la altura de sus preceptos y aceptó su destino con integridad y dignidad.  Me pregunto cuantos Cristianos viven conscientes de que adoran a un individuo que escogió morir a los treinta y tres años.  Alguien que muy bien pudo haber escogido defenderse... pero no lo hizo.

Muchas personas siguen todo tipo de líderes incondicionalmente y jamás osarían cuestionarles absolutamente nada.  Dicen creer en filosofías que nunca han estudiado porque les basta con que otros se las cuenten.  A la hora de la prueba, sacan la pistola, la mentira, no contestan el celular, se esconden y son incapaces de poner de frente a ellos su filosofía y valores como arma de defensa.  Claro está, no descartemos las Leyes y con esto me refiero a las verdaderas leyes; las Leyes Universales.  Si te compras una pistola porque te van a asaltar, la Ley de Atracción gustosamente te proveerá el asalto.  Si compras el seguro para el cáncer, el cáncer no tardara en llegar, pues viene con el paquete de beneficios.  El miedo es un imán.  Si lo piensas, lo atraes.

Sin embargo, esta no es la moraleja con que quiero dejarlos hoy.  La moraleja de esta reflexión te toca a ti escribirla.  Solo te doy una clave para comenzar: INTEGRIDAD.  Si tus creencias no están alineadas con tus acciones esto crea un desbalance que, créelo o no, afecta la calidad de tu vida y hasta podría afectar tu salud.  Si llevas una práctica porque tus padres lo hicieron, y antes que ellos los abuelos, bisa abuelos y tátara abuelos y por ahí sigue la cosa de nunca pensar, formar tu propia opinión, cuestionar si en realidad estos pensamientos te funcionan o no, te invito a que en este gran proceso de cambios que vivimos, hagas una pausa para pensar y sentir. 

La próxima vez que llegues a tu lugar de reunión, observa tu cuerpo.  Cuando tu vibración no está en concordancia con un espacio o un grupo de personas, hay disonancia.  Te sientes con molestias, mal humor y hasta ansiedad.  Ocurre muy comúnmente en lugares de trabajo cuando las personas difieren de nuestros principios o cuando estamos ignorando un llamado a cumplir con un propósito de bienestar colectivo.  También podría ocurrir en las iglesias cuando un despertar en conciencia te revela que para estar en unidad con la Divinidad, los intermediarios salen sobrando.  Si por el contrario, te sientes bien y feliz donde quiera que estés, ese es tu indicador de que estás en el lugar correcto. 

La invitación de hoy es a la introspección honesta, sin juicio y sin hacer responsable a nadie por los pensamientos que hoy en día albergas.  Evalúa con clara determinación si esta filosofía que sigues, genuinamente, te sostendría en una prueba y hace tu vida más feliz.  Habla con otras personas sobre el tema y explora nuevas formas de pensar.  No tienes que adoptar ninguna, sin embargo, es saludable explorar varias filosofías.  La libertad comienza con un paso sólido en el camino de la integridad y la aceptación personal.   Camina libre, vive en integridad y vence los miedos con la Verdad.  ¿Qué Verdad?  Esa misma… la que cuando la piensas te hace sentir libre y feliz.  ¡Bendiciones!