lunes, 18 de noviembre de 2013

CUANDO LAS FAMILIAS AMAN "RARO"


Recientemente tuve la oportunidad extraordinaria de escuchar a una reconocida Coach de Vida y escritora compartir sabiduría en una divina charla sobre cómo evitar el sufrimiento.   Aprendí sobre lo que son las aversiones y las ignorancias, que según la filosofía Budista, son causantes de gran parte del sufrimiento de los seres humanos.   La Coach confesó públicamente que podría casi con toda certeza asegurar que ninguno de sus hermanos ha leído alguno de sus libros.   Acto seguido compartía, que según ella, la gran mayoría de las familias en Puerto Rico podrían ser catalogadas como “disfuncionales”.   Inevitablemente, la invitación a mirar a los míos llegó a la puerta….

Sin embargo el bienestar no se manifestó hasta que escuché a una reconocida escritora y catedrática de nuestro país confesar públicamente, que es hija de un pastor de una denominación particular y que aún con lo reconocida y galardonada que ha sido su fructífera carrera como escritora, su padre se refiere a ella como “la hija del diablo”.    Esto me llegó al alma.  Ciertamente, aunque lo compartía con toda la naturalidad del mundo, y porque lo dijo en público me aventuro a compartirlo con ustedes, yo podía sentir su dolor.  Ningún hijo viene al mundo para ser rechazado, ignorado o maltratado.  ¡Ninguno!  Sin importar la edad que tenga, todos los hijos e hijas del mundo vienen para ser amados, protegidos, apreciados y reconocidos por sus logros.  

Confieso que el escuchar estas dos confidencias me conmovió.  Hay que ser muy valiente en esta vida para admitir que vivimos situaciones como estas, pero de estas confesiones, aprendemos todos.  Al momento, pude ver mis propias situaciones de reto familiar, y como es mi costumbre, mirarme hacia adentro para aceptar la responsabilidad de la realidad que estoy manifestando afuera.  Al reflexionar, primero reconozco que mi familia me ofrece un magnífico espacio de crecimiento espiritual, y segundo, logré entender, que al ver lo que otros han vivido, mi familia, que en ocasiones he catalogado como “LA MAS DISFUNCIONAL DE TODAS”, realmente es una bendición.  Por supuesto, los míos no leen mis reflexiones, sin embargo, me han apoyado en mis talleres. Para mi, eso vale mucho.  Reconozco que he sido avalada por padres, que aunque en ocasiones no han entendido mis pasiones e inquietudes, han hecho lo mejor que han podido para apoyarme.  Sus sabotajes a mis sueños no son falta de amor hacia mí; es la proyección de sus propios miedos en su deseo profundo de que mi vida sea infinitamente mejor que la que ellos vivieron.   Escojo en mi libertad, no tomar nada personal y ver nuestros procesos de vida como procesos del alma.

La pregunta entonces sería: ¿Y cómo manejamos a una familia que ama “raro”?  Lo primero es movernos a la gratitud reconociendo y agradeciendo las cosas que sí hacen bien.   Por ejemplo, un progenitor con una condición de alcoholismo que está en la casa, al menos está presente, versus el progenitor que abandonó a los suyos.  El ejercicio de la gratitud no cura necesariamente el alcoholismo, sin embargo, redirige la energía lejos del juicio y el miedo hacia el bienestar.   Aclaro que no avalo mantener situaciones destructivas en nuestras familias.  Sin embargo, mientras más nos quejamos, criticamos y atacamos, más perpetuamos la situación.  El ejercicio del reconocimiento desde la gratitud es precisamente para no seguir siendo parte de lo que no funciona.  Cuando apreciamos, podemos quizás reconocer que los ejemplos negativos, si no se imitan, nos llevan a ser mejores seres humanos.  Este reenmarque positivo contribuye al bienestar.  Por otro lado, si la disfunción del hogar es tan extrema que provoca serios daños físicos, mentales, emocionales y/o espirituales es importante buscar ayuda profesional.  Hay que tener la valentía que tuvieron estas dos mujeres que ví exponiendo su situación familiar y, luego de reconocer, pedir ayuda. 

¿Cómo sabemos si nuestra familia es funcional o no?  Un buen comienzo es observar cómo nos sentimos cuando estamos junto a ellos.   ¿Sentimos paz, alegría, tranquilidad?  Entonces esto es un buen indicador.  Si se acercan las fiestas de Navidad y el solo pensamiento de tener que estar cerca de los suyos te causa ansiedad, tristeza o enojo, entonces hay que comenzar a tomar acción.  Otra forma de reconocimiento es ver la vida que nos hemos creado.  El entorno familiar ofreció el primer modelo de cómo crear una vida para sí.  Si tu vida rebosa en salud, relaciones amorosas, amistades, libertad financiera, reconocimiento de logros y disfrute en general, eso es un gran indicador de que tu familia ofreció un modelaje adecuado.  Si por el contrario, sientes que aún cuando luchas grandemente por manifestar prosperidad, abundancia, salud y bienestar en general, estas parecen evadirte, entonces, además de observar las creencias personales, es recomendable buscar adentro un proceso de sabotaje subconsciente.  ¿Alguna vez escuchaste en tu casa cosas tales como: “Tu no sirves para nada” , “Tu eres malo/a”, “Ay, mira cállate la boca.  A nadie le interesa tu opinión”?   Si  premisas como estas aún no han sido reconocidas o sanadas, las mismas continuarán saboteando tu vida feliz desde el espacio del subconsciente. 

La invitación es a que en esta Navidad te regales amor propio.  Evalúa, reconoce y acepta, si es que te sientes identificado/a con algo en esta reflexión.  Perdona a tus padres, hermanos/as, hijos/as y parejas.  Hacen lo mejor que pueden.  Recuerda que PERDÓN y RECONCILIACIÓN son cosas diferentes.  Para reconciliar es necesario negociar nuevos acuerdos.  Finalmente, deja ir a quien no esté dispuesto a tratarte con el amor y respeto que te mereces.  Cuando estas personas reflexionen y reconozcan que deben cambiar para tenerte en sus vidas la transformación será inevitable y volverán al feliz encuentro.  Como bien dice el libro; el amor nunca deja de ser.  Lo que no sea amor… serenamente, déjalo libre.  

domingo, 10 de noviembre de 2013

ENTRE BUDAS Y MANDALAS


Ciertamente, cada día me convenzo aún más de que los seres humanos creamos nuestras vidas a través de la actividad de nuestro pensamiento con la extraordinaria contribución de la Ley de Atracción.  Hace unos cuantos años atrás tuve la oportunidad de ver a los Monjes del Tibet confeccionando un Mandala en el Centro de Bellas Artes.   Los monjes habían llegado a nuestras costas gracias a la maravillosa iniciativa de nuestro artista y pacifista nacional, Danny Rivera. 
 

Recuerdo que me fascinaron las formas, los colores y la extraordinaria dedicación y paciencia que los monjes mostraban durante la  confección de la pieza.  Me senté como una chiquilla a mirarlos y tal vez los fijé en mi mente de forma tal que el Mandala pasó a formar parte de mí.  Esta pieza, que tiene varios significados a nivel simbólico, nos presenta entre ellos un mapa para apoyarnos en el camino hacia nuestra iluminación personal.   Aparenta ser que entré en el camino de forma tal, que más adelante plasmé este significado en mi propio Mandala, la Galería de los Gigantes, a través de las manos del artista y amigo Antonio González-Walker.  En su pieza comisionada para el museo, helixSER, Antonio incorpora Mandalas a la pieza.  Hoy comprendo que cada uno de esos Gigantes que son reconocidos por su contribución a nuestro país, era un ser iluminado….   
 

Durante este magnífico fin de semana en el que fungí como conferenciante, intérprete de los monjes del Tibet y “abrazadora” oficial de infinidad de gente bella que vinieron a traer su paz y a recibir la nuestra, descubrí algo magistral:  el Mandala es el camino del Amor.  El Mandala es el camino del amor que puede reconocer la belleza de otras culturas.  El Mandala tiene en sí mismo los colores de la diversidad que hace espectacular el mundo en el que vivimos.  El Mandala está perfectamente interconectado como estamos todos interconectados cuando reconocemos que, al igual que la arena compone esta pieza, todos somos parte de una misma esencia.  

 
En el Mandala está el camino del perdón y la reconciliación.  Descubrí que hay mucha gente que está sintiendo dolor y que hay muchos más dispuestos a compartir su bella energía de sanación con los que duelen.   Descubrí que es posible abrir espacios de comunion dónde la gente pasa un día entero feliz, sonriendo, compartiendo, aprendiendo y celebrando la vida, aunque no se conozcan...   Descubrí que tengo más Amor en mi corazón y en mi vida de lo que imaginaba.  Yo Soy un Mandala.   No hay separación alguna entre eso que es amor, compasión y belleza en mi ser.  Gracias Danny Rivera, por haberme escogido para tan magistral y sagrada encomienda. 

El honor y el amor son indescriptibles….Gracias Buda…Gracias Dios….


sábado, 2 de noviembre de 2013

LA VALENTÍA DE ATREVERSE A SER FELIZ


Todos los procesos de transformación por los que atravesamos son el camino del alma.  En nuestro andar, vamos aunando la valentía necesaria para enfrentarlos, provocarlos o ignorarlos, de modo que sigan regresando una y otra vez hasta que al fin nos dejamos ir.  Soltamos los controles, las resistencias, miramos el miedo a la cara y nos lanzamos.  El alma nos guía en el camino de los cambios.  Una voz sutil en nuestro pecho nos invita a la confianza y de pronto: ¡Eureka!  Nos nacen alas como mariposas y remontamos un nuevo vuelo. 

Cuando comenzamos por la aceptación de que todo en la vida es cambio, estos procesos evolutivos comienzan a suavizarse.  Es aquí cuando nos aventuramos a un sabor nuevo de mantecado, a unas vacaciones en un lugar jamás visitado, o si la valentía se vuelve aún más retante, nos atrevemos a un divorcio, a una cirugía o a una renuncia, entre muchas otras posibilidades.  Lo maravilloso de atreverse a provocar nuestros cambios, es que nos demostramos a nosotros mismos que ya vivimos en la certeza de que tras el cambio viene algo mejor.  Es inevitable; es ley.  Si lo crees, lo creas.  Por lo tanto, desde la perspectiva del poder, los cambios son una herramienta poderosa de aceleración de bienestar si son creados por nosotros mismos.  El permanecer atados a situaciones o personas que no nos hacen felices solo terminará en tristeza, agonía y enfermedad, lo que inevitablemente nos obligará a un cambio.   

La Ley Universal del Ritmo establece que todo es cíclico.  Por lo tanto, todo lo que por vibración siempre está en continuo movimiento, en otras palabras el universo completo, está obligado por su naturaleza a cambiar constantemente.  Esto aplica a las estaciones del año, los ciclos reproductivos, las mareas, los seres humanos, en fin, el continuo movimiento rítmico de todo lo que existe provoca cambios.  A veces nos hace feliz creer la fantasía de que todo se mantenga estatico porque sostenemos pensamientos pesimistas.  Sin embargo, si siempre apostamos a que lo mejor está en camino, nuestro poder de pensamiento así lo manifestará y abrazaremos cada cambio con gratitud.

La invitación de hoy es a que observes que áreas de tu vida te están pidiendo una transformación.  Observa tus finanzas, tu salud, tus relaciones, la decoración de tu hogar, tus creencias, en fin, míralo todo y comienza a definir qué cosas te hacen feliz y qué cosas no apoyan tu crecimiento y  bienestar.  Haz una lista.  Crea una columna de gratitud con lo que tienes ahora y en otra afirma lo que deseas manifestar.  Añade detalles de cómo ves la transición hacia eso mejor que te mereces y toma pasos en esa dirección. 

Provocar cambios en vez de esperarlos, porque siempre van a llegar, es una acción que requiere gran valentía.  Sin embargo, mi experiencia ha sido que cada vez que voy a mi interior, escucho mi guía y pido valentía para moverme en la dirección de mis sueños, cosas maravillosas comienzan a ocurrir como por magia.  Esto es así, porque el Amor que nos creó nos quiere ver felices y en bienestar siempre.  Suelta los miedos que sabotean el plan Divino y déjate ir en la corriente que fluye hacia una vida perfecta.  La vida que mereces tener.