miércoles, 5 de marzo de 2014

40 DIAS DE PODER


El número cuarenta (40) marca el final de un proceso de viaje, de una transformación.  Los Israelitas caminaron cuarenta años por el desierto antes de llegar a la Tierra Prometida y comenzar una nueva vida.  Jesús caminó solo cuarenta días por el desierto en preparación a la transformación que le llevó a su misión de vida.  Cada año, la Cuaresma nos ofrece una oportunidad de transformación espiritual, mental y personal. 

Tradicionalmente, la Iglesia Católica celebra el comienzo de la Cuaresma con el ritual de las Cenizas, en preparación para la Semana Mayor.  Se invita a las personas a hacer un “sacrificio” para honrar el proceso de preparación.  Algunas personas escogen no beber alcohol, no fumar, no comer carne, chocolates o su comida favorita, no usar palabras “obscenas”.  En fin, las personas a través del tiempo han visto la Cuaresma como un espacio de abstinencia y/o penitencia.  Las cenizas representan el pecado del que serán redimidos luego de la Resurrección.  Mi propuesta es ver las cenizas como el residuo de lo que ya terminó, en preparación hacia comenzar lo nuevo.

En cierto momento de mi camino espiritual, escogí hacer de la Cuaresma una oportunidad de apoderamiento y profunda transformación.  El primer paso siempre ha sido escuchar.  La misa es un lugar maravilloso para escuchar hacia dónde debo dirigir mi intención espiritual, sin embargo, nada como mi corazón, hablando a través de mi intuición para entender la guía y ver claro el camino hacia la liberación. Al fin y al cabo, es de lo que se trata todo el proceso; lograr el apoderamiento sobre algún aspecto de nuestra vida con el cual no sentimos satisfacción.

Durante el año 2012, mi proceso de Cuaresma fue dedicado a la intención de manifestar el peso ideal para mi cuerpo.  Durante cuarenta días, mi enfoque principal fue a mi salud física.  Luego de activar el poder de la voluntad para lograr mantenerme constante en mis ejercicios, cree una estrategia y la puse en un lugar donde pudiese verla junto con la afirmación de poder y la meta.  Hoy, quince libras más tarde y en mi peso perfecto para mi edad y estatura, puedo dar testimonio de la fuerza que emerge cuando combinamos los procesos naturales de transformación de las tradiciones que conocemos con nuestro poder interior.  Más allá de haber alcanzado la meta, el gran logro ha sido mantenerme sin tener que hacer mayor esfuerzo.  Mi cuerpo entendió lo que habíamos creado: el peso perfecto.  Todo ha conspirado para mantenerlo, aun cuando hace un año no hago ejercicios como los hacía al principio.  Esto es genuina transformación y poder.

Conclusión: Crea tu vida.  Crea tu Cuaresma.  Crea tu propia religión.  La “religión” es el término que se usa para recordarnos que venimos a la experiencia humana, buscando continuamente re-ligarnos a lo Divino.  Desde ese lugar de poder, todo es posible.  La invitación es a que crees tus propios rituales basados en las creencias y prácticas que te funcionan a tí.  No hay que pedir permiso; no hay que pedir perdón.  Para resucitar a una nueva vida, solo hay que tomar acción.