Ayer, finalmente, murió el amor incondicional. Puedo decir
sin que me quede mucho por dentro que fue un momento de increíble
felicidad. Fue como si finalmente la
gran puerta se hubiese abierto y al otro lado me hubiesen estado esperando para
darme una ovación de pie de veinte minutos… ayer al fin nació el verdadero
amor…
Interesantemente, hace unos meses se me otorgó el privilegio
sagrado de anclar en la Tierra el amor incondicional por medio de una
meditación que se originó en Monserrat, España y que concretamos en el Jardín
Botánico de Río Piedras. Sin embargo, yo no estaba en ese lugar necesariamente
por el amor incondicional. Antes de que se hubiese muerto, ya yo no creía en
él. Yo estaba allí activando las almas y las llamas gemelas del planeta. Eso sí
es algo por lo que vivo y creo. Creo
fervientemente en estas nuevas energías que despiertan y unifican almas más
allá de lo que jamás hemos conocido. La unificación de las almas afines,
gemelas y las llamas es mi nueva religión…
…porque religión viene
de la palabra ligare, del idioma
latín y significa unir. Por ende,
“religar” significa reunir. Mi trabajo
en el Jardín Botánico fue activar las energías en mi país que reunirán a las almas con el propósito de
que su reunificación, mediante el amor, aporte a la elevación vibracional del
planeta. Realmente, ya esto lo había recibido al momento de escribir TOCANDO
CIELO, sin embargo, el asunto del “amor incondicional” me seguía fastidiando la
existencia.
Causalmente, paseando por el Jardín Botánico el otro día y
conversando con un gran amigo, me confesó que quería vivir más en el amor
incondicional. De inmediato, sentí como mi plexo solar se encogió como se
encoje la cara de alguien que se chupa un limón y desde ahí salí con mi habitual
respuesta: “Yo no siembro un árbol de limón, lo cuido, lo abono y lo podo para
que en algún momento, quizás, me llegue una guanábana por otro lado. Cuando
entro en la relación que sea, doy para recibir.” Y por ahí comenzó a abrirse la
puerta… La “incondicionalidad” no es una Ley Universal; la Leyes de
Correspondencia y Causa y Efecto si lo
son. Uno ama para ser correspondido. Amamos para recibir amor de vuelta de la
persona a la que se está amando. A veces no es posible amar y que nos amen como
nosotros quisiéramos, pero si alguien que amas, de manera alguna te maltrata,
no es necesario amar “incondicionalmente”.
Es más bien hora de darse cuenta de que no has recibido el verdadero
amor porque aún hay algo que falta…
Por lo regular lo que falta es amor propio. Ese que cuida de
su ser, se cultiva y que sabe muy bien mandar bien lejos a quien no sabe
valorarnos y respetarnos y más importante aún, nos falta entender cual
realmente es el amor que buscamos… ¿Cuál es nuestra definición del amor? Porque
eso que hayas definido en tu sistema, es exactamente lo que atraerás por Ley de
Atracción.
Ayer le comentaba a otra amiga como el asunto de lo
“incondicional” no me funcionaba para nada y que más bien, prefiero el amor
“perfecto”. “Francamente, no conozco la mecánica de este amor a la “perfección”,
le dije, “sin embargo, sé que no me toca a mí definirlo.” Solo soy responsable de crearlo, activarlo,
llamarlo y observar. Luego, ¡a recibir se ha dicho! Esta mañana fue el sepelio
oficial del “amor incondicional” cuando leí la reflexión que mi amada Marilyn
comparte generosa y diariamente. Lo que faltaba por abrirse de la puerta se
explayó.
Era un mensaje de Rick Warren basado en 1 de Juan 4:18: “En el amor no hay temor, sino que el
PERFECTO AMOR hecha fuera el temor…el que teme, no ha sido perfeccionado en el
AMOR.” No me conformé con esto, aunque el grito de “¡eureka!” se escuchó hasta en la
caseta del guardia del condominio. Realmente
la cosa con la “incondicionalidad” es como lo que me ocurre con la “no
violencia”. La palabra “no”, no cancela la vibración del significado de la
palabra “violencia”. Igualmente, el prefijo “in”, no cancela la vibración de la
palabra “condición” y cuando condicionamos, es porque estamos en los controles,
en el temor, no en el amor. Ejemplo clásico de parejas: “necesito saber a cada
minuto dónde estás”.
Busqué en la concordancia de mi Biblia versión Reina-Valera,
las palabras AMAR Y PERFECCION. La palabra AMAR aparece (contado por esta
servidora) en unas ciento veinticinco ocasiones a través de todo el texto. La
palabra PERFECTO, que se une a los sinónimos completo y recto, se menciona aproximadamente cuarenta y seis
veces. La palabra “incondicional” no aparece; entiéndase, no se menciona en la
Biblia.