domingo, 5 de marzo de 2017

YO SOY DINERO

Era una tarde de febrero e iba de camino al banco a mediar mi hipoteca para no perder mi casa. Llevaba meses en el asunto de negociar mi cuenta con el banco y estaba hastiada, drenada y ya no me quedaban casi fuerzas ni estómago para una reunión más.  El cambio de trabajar como asalariada para asumir mi misión como empoderadora había tenido unas serias repercusiones en mis finanzas. Sin embargo, sabía, como cuando haces una peregrinación por el desierto en preparación a algo mayor, sabía que debía pasar por este camino. Cada persona tiene una lección de vida que aprender. En ocasiones es a través de las finanzas, en otras el reto es de salud y a veces debemos crecer a través de las relaciones.

Yo sabía hace muchos años que mi “talón de Aquiles” eran mis finanzas. El “stress” que me daba abrir la libreta de cheques era un fuerte indicador. El hecho de que a través del transcurso de mi vida profesional, siempre hacía más dinero y siempre estaba con “el agua al cuello” por mis deudas, también era un indicador. Lo peor de la experiencia era que hablar de dinero era peor que hablar de sexo. Si el sexo era el “gran tabú” el dinero era “el grandísimo”. No hay casualidad alguna en que ambos vibran en el mismo Chakra: el Sacro; punto de energia que rige las finanzas y las relaciones. Podría incluso decir que el dinero fue una de las causas de mi divorcio. ¡Uf, la lección ahí de frente, pero no hay peor ciego que el que no quiere ver!  Un día, al fin, llegó la tocada de fondo que me habían revelado en un sueño y que relaté al principio de mi libro TOCANDO CIELO: el dinero se estaba acabando. No había aprendido aún que para crear nuevos mundos, primero hay que partir del vacío…

Aprender a generar recursos desde mi poder interior ha sido como entrar en el camino del héroe que presenta Joseph Campbell. Vas a salir de tu mundo ordinario o zona cómoda, para entrar en un mundo desconocido; el vacío, y sí, cuenta con que tendrás una caída fatal. Esa caída es necesaria para recibir el “elixir del conocimiento” que permitirá que otros puedan también crecer sin necesariamente tener que pasar por el mismo camino que tú. En mi caso, la experiencia, entre muchas otras, fue el luchar por no perder mi hogar de casi 14 años…

Mientras me dirigía hacia el banco que deseaba “estafarme” con la excusa de “ayudarme”, iba orando profundamente y con una convicción de que, de nuevo, todo estaría bien. Ya varios años antes había tenido una situación de atraso con mi hipoteca. Cuando salí de la entrevista con la persona que solo dijo: “si no paga, pues en tres meses pierde su casa”, solo afirme con una paz absurda: “Dios da y Dios quita.” Hoy ninguno de esos dos bancos existe y yo aún estoy en mi bella casita. Gracias a esos bancos quebrados y de mala voluntad, aprendí que ninguna institución allá afuera es más grande que mi Divino Proveedor.  El día de la mediación, mientras oraba, la respuesta a mi oración llegó en una llamada. Cuando vi quién era la persona que llamaba comencé a temblar, porque sabía que esta era la respuesta a mi oración. Sin embargo, el gran reto realmente no era salvar mi casa; era aprender a pedir ayuda. El gran reto era ser valiente y vulnerable y aceptar que el no tener suficiente, me ayudó a crecer en fortaleza, a darle a otros la oportunidad de compartir de su abundancia para que les fuese multiplicada, en fin, el miedo de pedir había que vencerlo. Cuando la persona que llamó me preguntó como estaba, dije la verdad: “no estoy bien.” Al contarle lo que me pasaba, su respuesta fue: “yo tengo ese dinero en el banco.”

Pues si usted piensa que con ser valiente ya se entra en el fluir de la abundancia, se equivoca. La lección más dura está a punto de comenzar: RECIBIR.  Cuando el ángel de la abundancia que llamó diciendo que podía ayudarme se ofreció a saldar el préstamo mi respuesta inmediata fue: “yo no puedo aceptar eso.”  ¡Auch!!! Que duro da en el pecho la lección esa de que Dios ama al dador alegre y ¿el receptor alegre? ¡Uppss!! Lo sentimos, de eso no hablamos en el libro. Las Leyes Universales son perfectas. Las personas como yo que aprendimos a dar desprendidamente, en ocasiones, tenemos que aprender la lección de recibir de la forma más dura: nos quitan y se crea el vacío para que tu mente en alineación con la Gran Mente, entonces genere abundancia.  Sí, mi casa aún está aquí; ya he aprendido a crear balance entre dar y recibir y he hecho todo lo necesario para entender esta gran enseñanza:

“los pájaros no siembran ni recogen y su Padre que les ama les alimenta todos los días, cuánto no mas a ti que eres su hijo amado.”

En resumen, ya aprendí que ser abundante no es únicamente tener una cuenta llena de dinero; es SER DINERO, SER RECURSOS, SER IDEAS y SER PODER que manifiesta prosperidad de muchas maneras. Luego de pasar por el “Money basic training” que me dio la vida, me ha encantado ver cómo he aprendido a pedir y a recibir de inmediato: quiero más clientes, quiero el pago de tal o cual cosa, quiero que me regalen esto o lo otro y ¡BAM!! ¡HECHO ESTÁ! Porque mi riqueza ya no está en una cuenta de banco unicamente: mi riqueza está en el cielo donde nada la corrompe; y el CIELO ES MI CONSCIENCIA DE PODER Y ABUNDANCIA. Así que te pregunto: ¿Eres dinero? ¿Qué creencias sobre el dinero ya no necesitas? ¿Cuáles fueron tus experiencias de niño? ¿Acumulas porque piensas que tal vez algún día no haya suficiente? ¿Has aprendido a recibir?

Mi país se recupera de una enorme situación de déficit fiscal, que no es otra cosa, por Ley de Correspondencia, que el reflejo de nuestras creencias, temores y pensamientos de escasez. Sanar mi concepto de abundancia ha tomado mucho tiempo y aún falta camino; sin embargo, estoy en paz y feliz de haber vivido este gran reto para ahora ayudar a otros y ayudar a mi país a sanar. Así que sí, me presento:

¡HOLA! YO SOY DIANILUZ Y YO SOY DINERO

¡QUE VIVA LA ABUNDANCIA!!

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jueves, 2 de marzo de 2017

40 EN EL DESIERTO

"Y les dijo: 
a ustedes les es dado
saber el misterio del reino de Dios."
Jesus
(Marcos 4:11) 

El número cuarenta es sumamente simbólico. En la Biblia aparece en varias ocasiones; 40 años la peregrinación del pueblo de Israel en el desierto, a Jonás se le informó que Nínive sería destruida en cuarenta días y 40 días anduvo Jesús por el desierto. El número cuarenta marca una profunda transformación. Por lo regular, es la muerte simbólica de un proceso para dar nacimiento a una nueva etapa. Esta es la razón por la cual a los 40 años se le llama el “mid-life crisis”, que no es otra cosa que el punto más bajo en el ciclo total de nuestra vida.

Para entender mis “muertes y resurrecciones”, todas simbólicas, en algún momento de mi desarrollo interior decidí crear una “Cuaresma espiritual”. La Cuaresma, según la religión, es mayormente un período de purificación, mediante abstención. Las personas se purifican dejando de comer carne, o chocolates, o alcohol o no teniendo sexo, entre otros. En el ámbito espiritual, la práctica es la abstención de un pensamiento o hábito que nos afecta nuestra capacidad de conectar energéticamente con la Divinidad. Es un período de profunda observación, tanto interna como externa.  Diferente a la Cuaresma regular que establece la iglesia, conmemorando el retiro de Jesús al desierto para encarar al demonio en preparación para su ministerio, mi peregrinación es para unificar mi energía a la de Jesús, el Cristo. El papel del “demonio” es hacerme dudar de que esto es posible; hasta ahora, le llevamos ventaja.

El desierto es un espacio árido, inhóspito e incómodo; idóneo para la transformación ya que nos saca de nuestra zona cómoda. Para sobrevivir en este tipo de hábitat es necesario el ayuno y la oración continua. El silencio es intenso y la conexión con la naturaleza es extraordinaria. Supongo que es por esto, que Paulo Coelho ubica gran parte de su novela, El Alquimista, en este escenario. Los alquimistas tienen muy buena relación con el desierto; este espacio es propicio para expandir el poder.

Conocí a Jesús de pequeña. Me fascinaba el cuadro que mami puso en mi cuarto de él con su rostro iluminado y esa bella paz en su Ser; así fue que nos conocimos el Maestro y yo; en la luz, no en la cruz. Con el tiempo me fueron contando su historia, sin embargo, en mi opinión, esa historia estaba distorsionada. Luego, al leer los cuatro evangelios, me cercioré de que así era. ¡Cristo Jesús!! ¡Qué gran cantidad de eventos de la vida del Maestro me habían omitido! Mayormente, eran todos los momentos en que brillaba por su humanidad.

Supongo que adentrarse en el desierto significaba que debía decidir si aceptaría o no su misión. Quizás esto sorprenda a muchos lectores, pero dada su condición humana, Jesús también tenía libre albedrío. Sin embargo me sospecho que su rendición a la Divinidad era incondicional, pero eso no significaba que tuviese todas las respuestas. También tenía miedos, dudas y emociones que manejar en el camino a la sagrada encomienda. Caminar de la mano de Jesús en la Cuaresma durante todos estos años me ha ayudado a valorar tanto mi Divinidad, como mi humanidad.

Cuando entré en la rendición y acepté  de lleno mi misión, necesitaba entender el poder de este imponente individuo que había sido mi guía, casi desde mi nacimiento. Para lograr eso, identificaba en cada Cuaresma uno de sus dones: multiplicar panes y peces, sanar personas, echar fuera demonios, etc. y pedía que se me revelara cómo él hacía sus prodigios. Muchas de las experiencias vividas han sido impresionantes. Ahora me toca entender nuestra conexión con el Poder Universal. Descifrar misterios, encarar miedos y pasar 40 días observando todo lo que acontece a mi alrededor, porque una vez creas la intención, las experiencias van a llegar y está de ti invocar la sabiduría del Maestro para manejar las experiencias que se manifestarán. ¡Advertencia! Esto es un ejercicio para valientes, para aquellos que han retado el status quo, para quienes quieren descubrir dentro de sí mismos el reino, porque ya se dieron cuenta de que el reino no está afuera.

Cuando el Maestro Jesús dice que las cosas que él hace y más grandes yo las puedo hacer, yo escojo creerle. Luego, estudio su biografía, o sea, los cuatro evangelios y luego, sigo su ejemplo. Jesús era un gran testimonio, tanto por las cosas que hizo como por las que decidió no hacer. Jesús es muy real para mí y quienes han leído otras reflexiones de este blog lo saben. La pregunta entonces es: ¿es el Maestro Jesús real para ti? Y la magna pregunta: Genuinamente, ¿estás dispuesto a seguirle? Si la respuesta es sí, ¡adelante! Nunca saldrás del “desierto” igual a como entraste; el demonio siempre pierde…

Imagen: Loving Words from Jesus card deck
Doreen Virtue