Cuando éramos niños, jugábamos a
“Me quiere, no me quiere” mientras deshojábamos la flor. Aún, todos llevamos un
niño por dentro al que hay que honrar, excepto que resolver los asuntos
apremiantes del país no es asunto de juego.
En días recientes emerge una
campaña en Puerto Rico, Yo no me quito, que según el
periódico Metro, surge de un ciclista que asumió la consigna para mantener su
rutina de ciclismo. La campaña ahora es viral. Sin embargo, su contra campaña
no se hizo esperar: Yo si me quito. Esta vez, se trata de la historia de una mujer
que tras perder su empleo y estar cuatro años desempleada, trata de levantar su
negocio y la burocracia termina ahogándola más que el desempleo.
¿Me quito, no me
quito? ¿Me quito o no me quito?
Cada cual tiene su propia
repuesta porque cada ser humano es responsable de forjarse su camino. El camino
de un colectivo, ya sea comunidad o país, se nutre de la fuerza, el optimismo,
la resiliencia, la capacidad y el deseo de superación de cada individuo.
Ciertamente, en la manifestación colectiva, todo lo que es el individuo juega
un papel importante, sin embargo, pienso que ha llegado el día en que la falta
de valores en nuestro país toma un protagonismo transcendental y antes de plantearnos
medidas para resolver la economía, la salud o la seguridad es meritorio
hacernos la gran pregunta:
¿SOY O NO SOY?
¿Qué valores nos definen? ¿Cómo
los ponemos en práctica? ¿Entenderá la gente algún día que ese espejo del
colectivo es el reflejo de su individualidad? Entonces, ¿por dónde empezamos?
Pues hay que comenzar por definir valores, excepto que eso ya lo hemos hecho.
Tenemos una idea de lo que son valores: amor, paz, bondad, responsabilidad,
respeto, seguridad, benevolencia, libertad, honestidad, integridad, liderazgo,
diversión, creatividad, belleza, poder, lealtad… ¿LEALTAD? Sí, La lealtad es un
valor. Todos queremos lealtad. A las personas les fascina que sus parejas les sean
leales, sin embargo, más allá de la relación pareja, la lealtad está lejos de
ser un valor colectivo. Nuestra falta de práctica de valores se traduce en la
manifestación de un espacio colectivo en el que muchos viven continuamente en
un estado de “huir o luchar” y ambos estados son incorrectos, porque lo que
todos los seres humanos desean son continuos estados de paz. La gran pregunta
es: ¿De qué estamos huyendo o contra quién estamos luchando? La respuesta es
simple: de nosotros y contra nosotros mismos.
La mujer que presenta la campaña
de Yo
si me quito fue víctima de sus propios compatriotas. No menciona a
ningún estadounidense que le haya hecho la vida de cuadritos. No faltará quien
vuelva con el sonsonete de “eso nos pasa porque somos colonia”, sin embargo, hoy
me levanto para romper paradigmas y sacar de la oscuridad una verdad que muchos
no quieren decir en voz alta: eso pasa porque para muchos en este país la
maldad es un valor. Aquí hay mucha, mucha, mucha gente bondadosa que practica el valor
del bien y la bondad, pero también hay muchas personas malvadas y la gran
pregunta de nuevo es: ¿Y quién yo soy?
Miremos un ejemplo sencillo que representa un digno espejo
de este dilema. Un grupo de personas muy buenas y trabajadoras de un museo traen
a Puerto Rico una increíble exhibición: "El
Impresionismo y el Caribe: Francisco Oller y su mundo transatlántico". Es tal
vez la única oportunidad que tendrán muchos puertorriqueños que no tienen como
viajar a París, de ver una colección de obras de esta magnitud. Allí hay obras
de Oller, Cézane, Monet y Pissarro entre otros. ¿Y qué le falta a la
exhibición? Pues nada más y nada menos que la joya de la corona, El Velorio de Francisco Oller. ¿Y porqué
no prestó el Museo de Historia, antropología y arte de la Universidad de Puerto
Rico la obra? Pues, ellos tendrán miles excusas y planteamientos “válidos”, pero al final del día es por hacer
daño; es por darle el gusto al ego, por jugar al “aquí mando yo” o cualquiera
de las otras prácticas con las que los puertorriqueños nos hacemos la vida de
cuadritos los unos a los otros y que solo demuestran maldad, porque la bondad
trabaja en equipo, colabora y hace el bien. Al final del día esa es su obra y
ellos hacen con ella como les plazca, aun cuando son solo los custodios porque
la obra a quien verdaderamente pertenece es al pueblo. Eso también hay que
respetarlo. Pero la gran pregunta aquí es: ¿Qué espera el Departamento de
Educación para avalar una cátedra de arte como esta y que nuestros niños puedan
aprender sin tener que viajar a Francia? Pues para esto sí que no hay
explicación lógica, ni excusas, ni planteamientos pedagógicos más allá de que a
alguien no le place dar el permiso. No
hay permiso para que los estudiantes de escuelas públicas vean esta maravilla,
porque dentro del DNA de algunos puertorriqueños, hay una maldad intrínseca que
se disfraza de ego, corrupción, criminalidad, en fin, póngale el nombre que
guste, y que luego se traducirá en dolor para muchas personas en la medida en
que no aceptemos este planteamiento para corregirlo.
La invitación es simple: ¡QUITESE DE LA MALDAD! Trabaje en
equipo y deje de estar velando por lo suyo, y mientras, que los demás se
fastidien. No se robe la luz. Sea amable
con la gente. Comparta de su comida. Cuide a sus familiares, en especial si
están enfermos. Apoye lo nuestro. No trabaje solo por dinero; trabaje también por
caridad. Cobre por su labor y done otra parte ya sea en tiempo o dinero. Antes
de tirar la piedra al gobierno, mírese. Si oye que viene una ambulancia,
¡muévase! Si va a la iglesia y no es capaz de practicar lo que Jesús enseña,
sea íntegro y quítese. Viva en libertad, pero sobre todo, sea buena persona. No
tire basura a la calle. Ceda el paso. Déjele en la puerta una comprita al
vecino si a usted le sobra. Seamos buenos… dejemos de insultar políticos y
figuras públicas solo porque no queremos aceptar que nosotros los elegimos y
que no tenemos los pantalones, como en otros países, de ir a la mansión del gobernador
de turno y exigirle la renuncia. No culpe al gobierno por su comodidad y
cobardía. Presente sus planteamientos con altura y sabiduría. Trabaje su
frustración con su sicólogo. ¡No lo postee en Facebook! Deje de tomar Klonopin y
demás calmantes como si fueran dulces y cerveza como si fuera agua. Maneje su
frustración con ejercicios, pasatiempos y trabajo voluntario. ¡Seamos buenos
con nosotros mismos y con los demás!
Cada persona sabe cuál es su camino. Si te quitas o no, no es
ni tan siquiera un cuestionamiento de lealtad, es un llamado de consciencia. Escojamos
ser buenos, íntegros, respetuosos, cooperadores, atentos, pacientes, generosos,
leales al bien… No te quites del Amor, no importa a donde vayas, porque eso que
siembras, será lo que más tarde recogerás.