Despierto al rayar el día. Dentro
de una semana cumplo 50 años. Respiro y siento una fuerza monumental que me
saca de la cama y me dice que escriba. Hoy, al albor de celebrar medio siglo en
el planeta, soy escritora y así vivo.
¿Y cómo así? Pues rodeada de
seres de Luz que me hablan, con dones espirituales altamente desarrollados, con
una misión en vez de una carrera y con un amor en mi corazón que solo resuena con
la Divinidad. ¿Y cómo se llega a vivir así? Ahí se llega, soltando, confiando y
viviendo la vida con una valentía descomunal.
Hace unos seis años atrás, mi
gran preocupación era que sabía que iba a morir a los 45 años. Siendo una persona con dones intuitivos
desarrollados a voluntad sobre el paso del tiempo, recibo mucha información.
Alguna la quiero saber, otras, como el ataque terrorista a Bélgica, preferiría no
tener que “verlo”, sin embargo, recibo todo lo que me llega con enorme
gratitud. También eso implica una gran responsabilidad, sin embargo, quienes vivimos
alineados con la más alta vibración del Amor tememos poco.
Pues sí, me iba a morir joven así
que preparé a mi hija para que fuese sumamente independiente desde muy corta
edad. Ella no sabía nada de esto, por supuesto y debo confesar que hasta podría
decir que siento algo de culpa por no haber sido más amorosa y accesible. Crear
y criar una guerrera no es cosa fácil y requiere un gran desapego que hasta
podría parecer frialdad. Alegría es una preciosa joya con una sensibilidad
impresionante (artista como su madre), pero su cualidad más Divina es su poder.
A los 15 años ya conocía el arte del
decreto y la cocreación a la perfección y con eso en tus manos, el Mundo es
sencillamente tuyo. Esa parte del trabajo se cumplió.
Siendo alguien a quién la vida
nunca le llamó mucho la atención por lo dura que ha sido conmigo, sentía que
irme joven no era un castigo y mucho menos algo por lo cual entrar en pánico.
Creo que racionalmente, miré mi proceso y pensé: “Sé que mi vida en el otro
espacio es infinitamente mejor que esta; eso lo sé. Sin embargo, creo que aún me faltan cosas por hacer y no
quisiera dejar nada inconcluso”. Fue en
ese momento que decidí “negociar” mi vida con la Divinidad.
Quizás recuerdas al Fausto de Goethe,
el tipo que le vendió su alma al diablo. Bueno, yo hice un pacto así, pero con la
Fuente de Vida. Le dije: “Ok. ¿Qué tal si me quedo y me entrego de lleno a mi misión
y tú me das medio siglo más?” Así que confieso públicamente, que mi carrera de
Coach, escritora y sanadora responde a este acuerdo. Renuncié a mi trabajo,
salvé mi vida para que mi hija no quedara huérfana y me lancé a la aventura más
descomunal de mi vida. Después de todo, titi Gladys me enseñó que de los cobardes
nunca se ha escrito nada y yo siempre he sido excepcionalmente valiente.
El día en el que iba a morir
llegó y vi mi momento de muerte ante mis ojos. Venía transitando por el carril
izquierdo en el expreso Baldorioty y a mi lado venía un camión de transporte
mejor conocido como un “18 wheeler”. Mis
guías me pidieron que frenara. Ya luego de más de 12 años de escucharlos todos
los días, todo lo que dicen se obedece. Mire por el retrovisor y no venía nadie
así que, prácticamente, frené. En unos
cuantos segundos, vi como algo que ocurrió más adelante en la carretera hizo
que el camión se lanzara de súbdito hacia la izquierda y sin mirar. Mi carro
iba a quedar atrapado entre el camión y el puente de la Ave. Campo Rico. Ese
fue el momento de mi muerte. Acababa de recibir la oportunidad más grande de mi
existencia.
Uno muere muchas veces en una
misma vida. Supongo que esto responde a la Ley de Causa y Efecto y a que el
movimiento de todo lo que conocemos es continuo y cíclico, lo cual a su vez,
responde a la Ley del Ritmo. El querer aferrarnos a que las cosas se queden como
están, causa mucho dolor. Si no me creen pregúnteselo a nuestro país, Puerto
Rico. Llevan más de 30 años votando por los mismos partidos políticos que no
sirven, porque les aterra el cambio y el dolor es descomunal. Quisiéramos que
todo volviese al tiempo de la abundancia desmedida, sin embargo, para que
ocurra un verdadero empoderamiento, tanto en un colectivo como en un individuo,
hay que morir al ser desempoderado que alguna vez nos habitó. Hay que soltar la
vieja vida llena de miedos, dudas y poder terrenal, para abrir los brazos a recibir
la descarga monumental de poder que te envía el Universo cuando tienes la
valentía de enfrentar tus mayores retos y te lanzas a pesar de todo, a recibir a
la Divinidad en tu ser. Para vivir, hay que venderle el alma a Dios, porque es
tuya. Te la dieron en un lindo paquete forrado con libre albedrío. Sin embargo,
de nada me sirvió tener un alma separada de mi Fuente. A los 45 años le
entregué mi alma a la Divinidad.
¿Y qué hizo la Divinidad? Supongo
que “reírse a carcajadas” y decirme: “¿Para qué tú me das eso?” Supongo que le dije: “Es tuya, cójela.” Y la
Divinidad respondió: “No, ese es tu regalo. Ni lo vendas, ni se lo entregues a
nadie, bajo ninguna circunstancia, a menos que sea porque va envuelta en el más
grande Amor. Asegúrate de que a ese o a esos a quienes se la entregas, sepan
valorar lo que están recibiendo. Únela al alma del Mundo como te enseñó Coelho. Usala para descifrar los códigos del Universo, ayudar a los que sufren y
acercarte más a mí. Cuando hayas hecho todo eso, el espejo de tu alma llegará y
ahí me verás; en el espejo pristino en los ojos de tu Ser amado, que es la otra parte de tu alma. Ahí sabrás que has llegado a casa sin necesidad alguna de "morirte".”
Así que, esta es la que hay. Este
es el mapa, el GPS. Para vivir, hay que morir. Hay que reconocer cuando es
tiempo de dejar atrás lo que te detiene, te limita, te enferma o te deprime. A
veces se negocia, a veces se resiste. A veces es simbólico y otras literal.
Nuestro país va a "morir". Yo estoy en paz con esa muerte; tanto como lo estuve
con la mía. Tú vas a "morir" muchas veces. Lo mejor es que la muerte no existe
porque la Energía ni se crea, ni se destruye: se transforma y esto también es
Ley.
El 9 de mayo de 2016 cumplo 50
años y quiero al menos 42 años más de feliz vida. Quiero escribir más libros,
jugar con mis nietos y ver a Alegría despuntar con Luz propia. Quiero sanar
mucha más gente, hacer el amor con el hombre que amo y cuidarlo cuando este
viejito (y/o dejarme cuidar). Quiero, con mis propios ojos, ver a Puerto Rico transformarse en
mi PAIS LUZ, porque si entregué el alma a cambio de poder es para una sola
cosa: para transformar a este planeta en Luz. Me quedo un rato más.
Gracias a todos por el Amor. Por
todos los de ustedes que han creído y son el espejo de lo Divino para mí, vale
la pena quedarse…