Era una
tarde de febrero e iba de camino al banco a mediar mi hipoteca para no perder
mi casa. Llevaba meses en el asunto de negociar mi cuenta con el banco y estaba
hastiada, drenada y ya no me quedaban casi fuerzas ni estómago para una reunión
más. El cambio de trabajar como
asalariada para asumir mi misión como empoderadora había tenido unas serias
repercusiones en mis finanzas. Sin embargo, sabía, como cuando haces una
peregrinación por el desierto en preparación a algo mayor, sabía que debía
pasar por este camino. Cada persona tiene una lección de vida que aprender. En
ocasiones es a través de las finanzas, en otras el reto es de salud y a veces
debemos crecer a través de las relaciones.
Yo sabía
hace muchos años que mi “talón de Aquiles” eran
mis finanzas. El “stress” que me daba abrir la libreta de cheques era un fuerte
indicador. El hecho de que a través del transcurso de mi vida profesional,
siempre hacía más dinero y siempre estaba con “el agua al cuello” por mis
deudas, también era un indicador. Lo peor de la experiencia era que hablar de
dinero era peor que hablar de sexo. Si el sexo era el “gran tabú” el dinero era
“el grandísimo”. No hay casualidad alguna en que ambos vibran en el mismo Chakra: el Sacro; punto de energia que rige las finanzas y las relaciones. Podría incluso decir que el dinero fue una de las causas de mi
divorcio. ¡Uf, la lección ahí de frente, pero no hay peor ciego que el que no
quiere ver! Un día, al fin, llegó la
tocada de fondo que me habían revelado en un sueño y que relaté
al principio de mi libro TOCANDO CIELO: el dinero se estaba acabando. No había
aprendido aún que para crear nuevos mundos, primero hay que partir del vacío…
Aprender a
generar recursos desde mi poder interior ha sido como entrar en el camino del
héroe que presenta Joseph Campbell. Vas a salir de tu mundo ordinario o zona
cómoda, para entrar en un mundo desconocido; el vacío, y sí, cuenta con que
tendrás una caída fatal. Esa caída es necesaria para recibir el “elixir del
conocimiento” que permitirá que otros puedan también crecer sin necesariamente
tener que pasar por el mismo camino que tú. En mi caso, la experiencia, entre
muchas otras, fue el luchar por no perder mi hogar de casi 14 años…
Mientras me
dirigía hacia el banco que deseaba “estafarme” con la excusa de “ayudarme”, iba
orando profundamente y con una convicción de que, de nuevo, todo estaría bien. Ya
varios años antes había tenido una situación de atraso con mi hipoteca. Cuando
salí de la entrevista con la persona que solo dijo: “si no paga, pues en
tres meses pierde su casa”, solo afirme con una paz absurda: “Dios da y Dios
quita.” Hoy ninguno de esos dos bancos existe y yo aún estoy en mi bella casita.
Gracias a esos bancos quebrados y de mala voluntad, aprendí que ninguna
institución allá afuera es más grande que mi Divino Proveedor. El día de la mediación, mientras oraba, la
respuesta a mi oración llegó en una llamada. Cuando vi quién era la persona que
llamaba comencé a temblar, porque sabía que esta era la respuesta a mi oración.
Sin embargo, el gran reto realmente no era salvar mi casa; era aprender a pedir
ayuda. El gran reto era ser valiente y vulnerable y aceptar que el no tener
suficiente, me ayudó a crecer en fortaleza, a darle a
otros la oportunidad de compartir de su abundancia para que les fuese
multiplicada, en fin, el miedo de pedir había que vencerlo. Cuando la persona
que llamó me preguntó como estaba, dije la verdad: “no estoy bien.” Al contarle
lo que me pasaba, su respuesta fue: “yo tengo ese dinero en el banco.”
Pues
si usted piensa que con ser valiente ya
se entra en el fluir de la abundancia, se equivoca. La lección más dura está a
punto de comenzar: RECIBIR. Cuando el
ángel de la abundancia que llamó diciendo que podía ayudarme se
ofreció a saldar el préstamo mi respuesta inmediata fue: “yo no puedo aceptar eso.” ¡Auch!!! Que duro da en el pecho la lección
esa de que Dios ama al dador alegre y ¿el receptor alegre? ¡Uppss!! Lo
sentimos, de eso no hablamos en el libro. Las Leyes Universales son perfectas.
Las personas como yo que aprendimos a dar desprendidamente, en ocasiones,
tenemos que aprender la lección de recibir de la forma más dura: nos quitan y
se crea el vacío para que tu mente en alineación con la Gran Mente, entonces
genere abundancia. Sí, mi casa aún está aquí;
ya he aprendido a crear balance entre dar y recibir y he hecho todo lo
necesario para entender esta gran enseñanza:
“los pájaros no siembran ni recogen y su Padre
que les ama les alimenta todos los días, cuánto no mas a ti que eres su hijo
amado.”
En resumen,
ya aprendí que ser abundante no es únicamente tener una cuenta llena de dinero;
es SER DINERO, SER RECURSOS, SER IDEAS y SER PODER que manifiesta prosperidad de
muchas maneras. Luego de pasar por el “Money basic training” que me dio la vida, me ha encantado
ver cómo he aprendido a pedir y a recibir de inmediato: quiero más clientes,
quiero el pago de tal o cual cosa, quiero que me regalen esto o lo otro y ¡BAM!!
¡HECHO ESTÁ! Porque mi riqueza ya no está en una cuenta de banco unicamente: mi
riqueza está en el cielo donde nada la corrompe; y el CIELO ES MI CONSCIENCIA
DE PODER Y ABUNDANCIA. Así que te pregunto: ¿Eres dinero? ¿Qué creencias sobre
el dinero ya no necesitas? ¿Cuáles fueron tus experiencias de niño? ¿Acumulas porque piensas que tal vez algún día no haya suficiente? ¿Has
aprendido a recibir?
Mi país se
recupera de una enorme situación de déficit fiscal, que no es otra cosa, por
Ley de Correspondencia, que el reflejo de nuestras creencias, temores y
pensamientos de escasez. Sanar mi concepto de abundancia ha tomado mucho tiempo
y aún falta camino; sin embargo, estoy en paz y feliz de haber vivido este gran
reto para ahora ayudar a otros y ayudar a mi país a sanar. Así que sí, me presento:
¡HOLA! YO SOY DIANILUZ Y YO SOY DINERO
¡QUE VIVA LA ABUNDANCIA!!
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