domingo, 23 de septiembre de 2012

!OYE, NO TE QUITES!!!!

El Parque Julia de Burgos en Carolina es mi gimnasio natural. En este santuario de vida silvestre, hago ejercicios, yoga, meditación, contemplo iguanas, árboles, cotorras y comparto con mis amigos atletas. Aquí todos somos atletas. En las mañanas, mayormente, entrenan los duros de la tercera edad. Me encanta verlos caminar, correr y sudar, compartiendo vida con sus otros colegas. Estas personas me inspiran. Mi amigo Aponte, un caballero de unos 60+ con una varilla de metal en su pierna, corre cuatro millas diarias. No tengo excusa; tengo fe, en que si no me quito, las libras que aún faltan por desaparecer, se irán. Si dudo, con solo mirar a mi alrededor, tengo inspiración para buen rato. Hoy, sin embargo, me topé con una escena diferente: dos jóvenes. Una de ellas pesaría unas 250 libras y la otra, quizás 300. Mis 140 libras sintieron vergüenza. Por alguna extraña razón, sentía que mi cuerpo saludable era una ofensa para ellas y por un instante olvidé que todos somos atletas. Me observaba a mi misma, mientras sentía dolor al ver los cuerpos tan desfigurados de estas dos hermosas chicas. No encontraba como mirarlas a la cara y en cierto momento, inevitablemente, me cruzé con ellas: “¡No se quiten!”, les grité con asertividad y con un subtexto de “tengo fe en que puedes hacerlo” en el tono de mi voz. “¡Esto es cosa de tomar agua, mirar lo que comes y coger un día a la vez. Así que no se quiten, yo voy a ustedes!”, les dije con decidida compasión. Para mi entera sorpresa, me miraron asombradas y se echaron a reír a carcajadas. A coro me dijeron: “¡No! No nos vamos a quitar” mientras agradecían con su sonrisa el apoyo que les ofrecía. Confieso que se me formó un nudo en la garganta. Ya no sentía que mi figura indirectamente las ofendía, sino, que volví a sentirme atleta, igual que ellas. A veces, los prejuicios ridículos y las ideas limitantes nos alejan de nuestra capacidad inherente de ser el bien en la vida de la gente. Mi figura debe ser una inspiración para aquellos que buscan mejorar su salud. Eso es todo; inspiración. Un día a la vez, todos los días, podemos ser luz en el camino de alguien. Ellas no son las gorditas y yo, la casi flaquita; en la pista todos somos atletas. La belleza de la igualdad manifestada en todo su esplendor. Igualmente, en la vida, todos somos luz y bien. Pero, al igual que el cuerpo debe ejercitarse todos los días, el espíritu debe salir todos los días a practicar. Para estar en óptimas condiciones de bienestar, hay que ser el bien y hacer el bien a los otros diariamente. Mírate y simplemente, observa lo bello que hay en tí y comparte con otros tu secreto. Tan sencillo como eso. Las personas nobles lo sabrán agradecer. Busca lo que nos une y reconoce la virtud del esfuerzo que hacen los demás. Apoya creyendo, que no importando el reto, otros también pueden hacer maravillas al igual que tú. Haz el bien todos los días, un día a la vez y nunca, nunca te quites. Bendiciones.

1 comentario:

  1. Palabras iluminadas, me motivastes a hacer ejercicio hoy, en este hermoso domingo de frisa pegada. jaja

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