domingo, 24 de marzo de 2013

ESCLAVOS MODERNOS


“Somos esclavos modernos”, sentenció cotidianamente el amigo Luis en la fila del banco.  Esta fue su respuesta a mi planteamiento: “¿A quién se le ocurriría pensar que los indios Taínos eran gente pobre?”  Ciertamente, la invitación a mirar mi propia “esclavitud”  justo en la semana en la que celebramos el que, supuestamente, la esclavitud fue abolida, no es casualidad.  La conversación con el amigo Luis fue una clara invitación a la reflexión.   Gracias Luis.

¿Esclavos modernos?  Si partimos de la premisa de que hay algo de esclavitud en nuestras vidas modernas, ¿de dónde viene? ¿Qué detiene nuestra liberación?  En el otro lado del espectro se encuentra la libertad: ¿Cómo nos liberamos hoy en día?

Confieso que lo primero que me llegó a la mente fue la vestimenta de los indios Taínos en contraste con Marshall’s y Plaza Las Américas.  Ciertamente,  muchas personas han caído esclavas del consumo excesivo, al punto de que algunos compran compulsivamente sin tener control alguno de su condición.  Algunos viven esclavizados con la idea de lo que es un estilo de vida “rico”  y con la necesidad de demostrarles a otros que lo tienen.  Algunas personas se han esclavizado en sus trabajos para costear estos estilos de vida, al punto que no se atreven a darle atención a su cuerpo enfermo en un día de trabajo y más aún, van enfermos a trabajar para cobrar un dinero adicional, que tarde o temprano, probablemente, terminarán invirtiendo en su salud.  En otros casos, la pura necesidad de sobrevivir a veces esclaviza a aquel que se sueña libre de hacer el tipo de trabajo que realmente ama hacer.  Como bien reflexionó Eduardo Galeano en su libro Patas Arriba: “Quien no está preso de la necesidad, está preso del miedo.  Unos no duermen con la ansiedad de tener las cosas que no tienen y otros no duermen por el pánico de perder las cosas que tienen.” 

Algunas personas más débiles han caído esclavas de las adicciones.  Algunos son adictos al alcohol, las drogas, el teléfono celular, la Internet, el sexo, los fármacos,  la televisión, en fin, son esclavos de cualquier cosa que les ayude a enajenarse de un mundo que no le produce felicidad, paz o bienestar.  Quizás, de todas las esclavitudes, la más triste es la de aquéllos que escogen ser esclavos en una relación en la cual están plenamente  conscientes de que no son felices.  Puede ser una sociedad, una amistad o un matrimonio.   Es lamentable cuando en una relación pareja, las personas escogen ver lo que puede ser una comunión como una esclavitud.  En el caso de las parejas infelices que sostienen una relación tóxica o enfermiza y escogen no sanar o terminarla, en ocasiones acuerdan “flagelarse continuamente” ya sea por “los hijos”, “la condenación de la iglesia” o “el que dirán”, entre otras razones muy válidas para justificar su esclavitud.  Así siguen como almas en  pena arrastrando las cadenas, pidiendo que se dé un milagro, que muy bien pueden hacer ellos, pero se rehúsan, tal vez porque el miedo opaca la feliz oportunidad de co crear una vida nueva en una relación saludable y de libertad, ya sea con la Divinidad o con otra persona.

 En fin, al cabo de esta reflexión puedo concluir que, aun cuando logramos una liberación de la esclavitud física de los seres humanos, seguimos siendo esclavizados por nuestra mente y emociones.  Los miedos nos mantienen sumidos en una esclavitud mental.  ¿Qué nos detiene de ser libres? El miedo.  ¿Cómo apoderarnos?  Un buen comienzo es reflexionando sobre cuán importante es el concepto LIBERTAD para  cada quién.  En lo profundo de nuestro ser, aun nos sentimos impotentes frente a las situaciones que vivimos al punto tal, que el miedo nos paraliza  y nos impide tomar acción hacia la creación y manifestación de una vida libre y feliz. 

La invitación es a definir LIBERTAD de acuerdo a nuestros propios términos y emociones.  Luego, decidir si esa LIBERTAD es tan preciada, que en efecto, vale la pena luchar por ella.  El tercer paso, el plan de acción hacia una vida de paz y bien basada en el cumplimiento de nuestros más anhelados sueños.  Ninguna persona se desea así misma el mal; todos nos vemos viviendo vidas hermosas y felices.  Miremos de nuevo a los Taínos o a la cultura primitiva de tu preferencia: los Mayas, los Samurais, en fin, la cultura cuya vida te haya impactado por su sencillez y eficacia.   Evaluemos que hacía de esas vidas una vida de LIBERTAD  y comencemos de nuevo a co crear el Paraíso perdido, un paso a la vez, comenzando por ti y por mí y dejemos de esperar a que alguien venga a hacerlo por nosotros….   PAZ, LIBERTAD Y BIEN.

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