Se dice que los momentos de iluminación son siempre
precedidos por una profusa oscuridad. Si cierto es que nadie desea pasar por
una intensa “noche oscura del alma”, más cierto es el hecho de que ninguna luz
brilla más diáfana y potente que la luz de un nuevo amanecer...
El pueblo de Puerto Rico atraviesa un fuerte proceso de
confrontación consigo mismo. A nivel colectivo, se han levantado los miedos ya
que nuestro futuro se ve tan “claro” como la noche del 21 de septiembre. Las
personas no están conscientes de que esa es la emoción predominante porque esa
energía de temor viene disfrazada de coraje, indignación e incluso, apatía
total. Al observar la emigración masiva, descubrimos que hay un elemento de
“luchar o huir” subconsciente que responde al instinto de supervivencia
inherente en cada situación de riesgo y/o amenaza que encara un ser humano.
Carecemos de figuras heroicas que nos inspiren y la situación financiera no
muestra vicios de mejoría en un tiempo cercano.
La resiliencia del puertorriqueño fue a puesta a prueba,
durante el 2015, por la naturaleza y en el 2016, por la Autoridad de Energía
Eléctrica. Durante el período de sequía que se experimentó el año pasado en el
país, se vivieron diversas experiencias que marcaron la vida de las personas,
sin embargo, pienso que lo más importante de la experiencia fue reconocer lo imprescindible que es agua para la vida, lo afortunados que somos al tenerla en abundancia y
la consciencia de ser mucho más considerados a la hora de utilizar nuestros
recursos naturales. Este año, hemos recibido agua en abundancia y en medio del
gran apagón, las nubes nos salvaguardaron para que no padeciéramos del calor
intenso del final del verano.
Creo, sin temor a equivocarme, que la gran lección del
apagón es que volvimos a ser gente. En la ciudad de Nueva York ha habido dos
apagones significativos: uno en el 1977 y otro en el 2003. Algunas personas que
criticaron el suceso en Puerto Rico requieren ser vistos desde la compasión con
que se debe mirar a la persona ignorante que habla sin saber. Los sistemas
colapsan; punto. En ocasiones el colapso puede ser debido a la falta de
mantenimiento, error humano o un acto de Dios”, como es el caso de los rayos
que tocan tierra. Lo importante es que usted trate de no unirse al coro de la
ignorancia, insultando trabajadores o degradando al país por los procesos que
nosotros mismos creamos. ¿Nosotros???!! Preguntará el lector, si, estimado
lector o lectora, nosotros los seres humanos creamos nuestro mundo con el poder
de nuestros pensamientos y en general, hemos estado actuando bastante
“oscuramente” los unos con los otros a causa del temor que nos ocasiona la
situación que estamos viviendo.
El país necesitaba “recalibrar” su humanidad. Hemos sufrido.
Esto es un hecho, no una opinión. Hemos visto a nuestros seres amados
marcharse, a nuestros familiares perder empleos, salud y casas, en fin, los
cambios que hemos estado viviendo nos han causado dolor. Pero sin luz, volvimos
a ser gente. En su pieza “La noche que volvimos a ser gente”, el escritor José
Luis González narra el nacimiento del hijo de un obrero durante el apagón de 1977.
El Teatro Pregones de Nueva York tiene esta pieza en su repertorio,
magistralmente interpretada por el actor, ganador de varios galardones, Jorge
Merced. Nada como el momento en el que Jorge mira al cielo de Nueva York y se
encuentra de nuevo con las estrellas; aquellas que no había vuelto a ver desde
que salió de su islita…
Volvimos a ser gente. Chequeamos a nuestros viejos,
ofrecimos comida y refugio a los vecinos, le dimos agua a los policías y las
gracias a ellos y los empleados de la AEE por las redes, pero más importante
aún: SOLTAMOS LOS CELULARES Y NOS HABLAMOS DE NUEVO. Mi velada de vino a la luz de las velas con los vecinos de más
de cinco años a los cuales nunca había visitado, me marcó. Escuchar la algarabía
de los vecinos riendo, jugando, haciendo el tiempo pasar felices. Salir con mi
hermano a buscar comida y provisiones, en fin, volví a ser gente y celebré la
unidad que surge de que no haya ni señal, ni luz. Celebré el fresquito que
permitió que pudiese dormir bien, en fin, pude ver el bien en la situación, y
así como yo, muchos otros puertorriqueños conscientes volvimos a ser
“gente”.
Hágase la luz es la frase que uso para iluminar una
situación o para recibir una idea que me ayude a moverme a bienestar. La
oscuridad tiene un gran propósito; precede la luz, estimula las pausas de
reflexión y nos permite valorar lo RICOS QUE SOMOS. ¡Tenemos un país
increíblemente ABUNDANTE!! En medio de una emergencia nacional, todos comimos,
dormimos seguros y despertamos esperanzados de que la situación no duraría más
de lo necesario y así fue. Nos unimos en pensamiento positivo y proactivo y se
hizo la Luz… ¿Y que aprendimos del apagón 2016? Sencillo…
¡LA LUZ LA LLEVAMOS
POR DENTRO; PUERTO RICO PAIS LUZ!!!
BRAVOOOO, Diani hasta me emocionó. Creo que aún muchos no lo han notado. Así mismo fue. Un abrazote.
ResponderEliminar!Gracias Keyla por tu luz! Dianiluz
ResponderEliminarSon letras profundamente consciente que aprovechó la oportunidad de encontrarse a si misma. Este tema me hace ver lo hermosa que te haz convertido tú alma. Admiro esa belleza que logró maravillar la mía. Me inclino mi cabeza antes estas palabras de luz.
ResponderEliminarGracias Daniel... muy hermosas palabras que recibo con profunda y humilde gratitud. Fuimos probados y nuestro poder es pura Luz. Es ahora tiempo de expansion... Bendiciones, Dianiluz
EliminarHágase la luz y que esta comience en mí. Gracias Diani.
ResponderEliminar!AMEN!! !ASI SEA, ASI ES!!!
EliminarHágase la luz y que esta comience en mí. Gracias Diani.
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