“Para escribir sobre
la noche oscura,
primero hay que salir
de ella.
Hace falta LUZ para
escribir…”
Los Guías
Hace unas semanas escuché en un documental, que
no hay tal cosa como la noche oscura del alma; es la noche oscura del EGO. Eso
me hizo todo el sentido del mundo. Debo confesar que en el espacio del alma,
que es el espejo de lo Divino, no hay oscuridad alguna. Es en el espacio de la
dualidad humana, regida por la Leyes de Polaridad y Ritmo, en el cual existe
esta experiencia. El alma no tiene polos; no se oscurece. Nuestros procesos
pueden alejarnos y provocar ese sentimiento de “abandono” que caracteriza la
experiencia. Sin embargo, es menester reconocer que todo es una ilusión. El Ego
jugando a que no somos amados, a que hay que apegarse a lo que conocemos; el
Ego jugando a “si no juegas por mis reglas mueres” y el alma certera, nos recuerda con callada
sutileza, de que su única Verdad absoluta es la Eternidad. Nuestra naturaleza es la Luz, y cuando se oscurece el entorno, es
porque es tiempo de mirar la Luz interna…
Uno de mis primeros libros sobre espiritualidad
llegó gracias a Frank O. Wisdom of the
Mystic Masters de Joseph J. Weed, es una guía impresionante para el conocimiento práctico de
la Energía. Fue por este libro que aprendí que nuestra energía opera en término
de ciclos: el ciclo personal y el ciclo del año. El año despunta en enero con una energía pico de creación y nuevos comienzos y
fluctúa hasta llegar, finalmente a su punto más bajo o de cierre, en el mes de
diciembre.
En nuestro ciclo personal, el año comienza, obviamente, con nuestro cumpleaños y luego del
recorrido natural, desciende la energía unas 4 – 6 semanas antes de la fecha de
nacimiento. Es natural, sentir algo de letargo, pesadez y hasta un poco de tristeza
en esas semanas previas a comenzar el nuevo ciclo. No es tiempo de comenzar
nada nuevo o luchar con el fluir de la energía de desenlace. Es tiempo de
meditar y mirar cómo fue nuestro año y que cosas deseamos crear en el
próximo. No se acciona hasta tanto no haya pasado la fecha de cumpleaños. Es posible que también, hayan
algunos cierres o despedidas; esto es normal. No luchar con el proceso es la
forma más sabia de fluir y permitir que el ciclo cumpla su curso.
Cuando un cierre se conecta con una “noche
oscura” porque es un cierre mayor o incluso, hay una muerte “simbólica” porque
estamos atravesado un gran cambio, puede generarse un sentimiento profundo de
vacío. Es por esto que la persona se siente como si “hubiese perdido el alma”. Pero
no es el alma; es el ego que está perdiendo poder. Cuando nuestros cambios
comienzan a generar un aumento o expansión en consciencia, la vieja vida quiere
agarrarse desesperadamente a lo que conoce. Esto comienza a mermar, cuando ya
no tenemos apegos y podemos soltar sin miramiento alguno aquello que ya ha
cumplido su propósito y hay que ya, dejar ir.
Una noche oscura del Ego nos apaga y es precisamente
porque entramos en la preparación para una nueva etapa. Físicamente se puede sentir
un gran cansancio, incluso, el sentimiento de “separación” puede provocar que
sintamos algo de depresión. Los místicos en la antigüedad le
llamaban la depresión “mística”. Puede generar sentimientos de coraje, tristeza
y hasta llevarnos al aislamiento. Los pensamientos no permiten que haya
creación (no hay luz para crear, está “oscuro”). El teléfono no suena o suena
poco, los negocios no se mueven y no se solucionan los problemas: en fin, es
una gran pausa.
¿Qué hacer? Pues podemos escribir sobre nuestros
sentimientos. Si necesitas hacer algo físico, la acción es limpiar, botar o reciclar lo que ya no te hace falta. Puedes dormir y descansar. Evaluar qué de nuestra vida funciona y qué
es necesario soltar o transformar. No es momento para accionar; solo observar y
permitir que la luz vaya regresando poco a poco, hasta que el ciclo se haya
cumplido. La Ley de Ritmo funciona como un péndulo; hay momentos en que el ciclo nos lleva a la
altura y hay momentos en que nos lleva al fondo. Si conocemos la naturaleza
intrínseca de las leyes y el ritmo, entonces es más fácil tranquilizarnos,
reconociendo que es solo un período que está cumpliendo su función y no está
aquí para quedarse. Abrazar esa oscuridad acelera su salida. Llorar,
desahogarnos y permitirnos la pausa hace que el proceso fluya más rápido, y ¡por
Dios! ¿quién, que adore la Luz, desea estar en oscuridad?? NADIE.
Así que, reconoce que la vida es luz y sombra,
en tanto estemos en el plano de la dualidad o en el plano físico. Si entiendes
estos períodos, será más fácil reconocerlos y dejar que pasen sin dejar mayores
huellas. Ama tu luz y ama tu oscuridad. Si la cosa se vuelve demasiado densa,
entiéndase, enfermedad o pensamientos suicidas pasan a formar parte de la
experiencia, entonces hay que pedir ayuda profesional. Aprende a fluir con los
ciclos y cuando el Ego quiera oscurecer todo tu entorno, pues ahí llega la enseñanza mayor: muéstrale a tu Ego que TÚ ERES LA LUZ.
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