La primera y única vez que hice el amor con un
hombre y terminé con mis senos llenos de moretones, no me pregunté por qué ese
hombre me había hecho eso. Pregunté, haciéndome 100% responsable de la vida que
me creo: ¿Cómo yo atraje esto a mi experiencia? Bueno, la respuesta no se hizo
esperar. Resulta que para ese tiempo yo veía una serie policiaca en la que en
cada episodio se mataba o violaba a una víctima. Aprendí con las enseñanzas de
Abraham y el Vortex que, todo aquello a lo que le prestas tu atención por más
de 17 segundos se convierte en un
COMANDO, UNA ORDEN al Universo de que eso que estas disfrutando lo quieres
porque te gusta. Dicho esto, les pregunto a las personas (hombres y mujeres por
igual) que se sienten abusados y maltratados: ¿Cuántas novelas y dramas de
violencia ves al día? ¿Cantas las
canciones de “El me mintió” y “Ese hombre es malo” y bailas y cantas esas
afirmaciones con alegría? ¿Proyectas tus inseguridades personales pensando
continuamente que tu pareja te engaña y cuando pasa, porque TU LO CREASTE,
dices “¡Yo lo sabía!”? Miremos desde la compasión, ese
espejo que llamamos las relaciones…
Por favor, y que quede claro, que bajo ninguna
circunstancia trato de justificar la maldad en este planeta. Es solo que estoy
de acuerdo con que “ojo por ojo” dejará al planeta ciego. La maldad existe;
solo que no tiene o testosterona o progesterona. No es una energía física u
hormonal. La maldad, como opuesto de la bondad, es una desconexión de la Fuente
Divina y por la acción de la Ley de Vibración, atrae hacia sí lo que vibra igual
o, en ciertas ocasiones, la vibración del miedo es lo que atrae al atacante. Lo que considero inconcebible es que sigamos
en el “sonsonete” perenne de que los hombres son malos y las mujeres sus
víctimas, desde la plataforma de que no tenemos forma de superar ese viejo y
absurdo paradigma. La única vez en esta vida que estuve más cerca de ser
violada fue por un primo y no hubo violencia alguna. Sí hubo una voz BIEN
CLARA que me susurró al oído: “NO VAYAS CON ÉL”. A mis
tiernos veintitantos años no entendía que esa voz era MI INTUICIÓN
protegiéndome. Así que, ¿era el primo degenerado responsable de mi situación o
yo soy responsable por no haber sido proactiva, y al escuchar mi guía, desistir
del paseo?
LOS SERES HUMANOS
CREAMOS NUESTRA REALIDAD CON LA ACTIVIDAD DE NUESTRO PENSAMIENTO.
Tengo que reconocer que el área de más
crecimiento para los seres humanos, no es el área profesional. Los seres
humanos nos crecemos en nuestra interacción con los seres humanos. Al escuchar
los discursos sobre la igualdad que exalta a unos y ofende a otros, pienso en los
hombres que me traicionaron. La gran pregunta es: ¿Y yo, no he traicionado a
nadie? ¿Yo soy tan santa en mi andar que nunca he herido a alguien? ¿A Jesús,
lo traicionó su pareja? ¡Por Dios! ¡Basta con la cosa de los hombres y las
mujeres!!! Vinimos al planeta a aprender amor y ¿adivina a que más? Vinimos a
pagar deudas…
Hay situaciones que son inconcebibles, como los
abusos contra los niños y aún así, debemos entender, que el marco de referencia
Cósmico expande más allá del aprendizaje de nuestras vidas en este plano. Cada
situación pasada que no se sana, se sigue transmitiendo vía energía o DNA,
hasta que al fin alguien se levanta y detiene el círculo vicioso de la culpa,
la violencia y el juego del Ego de hacer a todos allá afuera responsables de mi
realidad. Alguien se levanta y sana sus heridas, perdona y comparte su historia
y la rueda Kármica cambia su rumbo y velocidad. La fuerza que emana de la
vulnerabilidad honesta y compasiva, es un agente de cambio poderoso que está
accesible para cada ser que desea compartir su historia para sanar y no para
echarle al mundo en la cara su “buche de sangre”, que es Ego culpando a otros por
lo que te creaste y que aún deseas hacer responsables a otros.
Hay muchos hombres que me han herido en esta
vida. Mi número de vida es 9 y ese número marca la vida en la que finalmente
vienes a aprender las lecciones del AMOR. ¿Y qué me han enseñado todos estos
magníficos maestros, sobre todo el último, que era el más espiritual de todos y
me abandonó en medio de la catástrofe natural más grande de mi país?
APRENDÍ QUE EL AMOR DE
MI VIDA SOY YO. YO SOY. ¡¡GRACIAS!!
Si cada uno de estos maestros pasa por mi vida
y yo no aprendo, no hago mi trabajo de sanación (desde el huracán María para
acá trabajé con mi Coach y tres sanadores diferentes) y no perdono, me siguen
repitiendo la lección. ¿Y por qué debo hacer a mis maestros responsables por lo
que yo me he negado a hacer? Ah, bueno, el Ego quiere que la “garata” entre los
hombres y las mujeres continúe… ¿Y por qué? Pues sencillo: porque
la séptima Ley Universal, Ley de Generación, establece el balance del masculino
y el femenino para la cocreación
de lo nuevo. Para crear el mundo de Amor en el que todos
queremos vivir, hay que amarse uno mismo y después al prójimo que te mandaron
para recordarte la importancia de
establecer límites saludables en nuestras relaciones y abandonar las relaciones
de maltrato, no a la décima señal de peligro, PERO A LA PRIMERA (a todos la
vocesita nos alerta… y la gran mayoría de nosotros escoge no escuchar…).
Perdonar no es sinónimo de reconciliar; PERDONAR es pausar para entender la
experiencia, soltar el dolor y entrar en la PAZ. Perdonar es saldar la deuda KARMICA y cerrar ya esa cuenta de una vez y por todas..
¿Qué hacer? ¿Cuáles son los discursos que
quiero ver manifestados en mi mundo? Bueno, creo que sería algo como esto:
“Hoy quiero hacer una pausa para honrar la
grandeza de los hombres y mujeres del mundo que con sus relaciones
disfuncionales me han mostrado como yo NO quiero ser. Gracias. Quiero honrar la
valentía de los hombres y mujeres que han sido violados, maltratados y
abusados, tanto por sus familiares como por sus parejas o por el sistema y han tenido
la determinación de asumir con voluntad férrea las riendas de su sanación,
sanando así al mundo por Ley de Correspondencia. Quiero reconocer el valor del
encuentro con mis seres con quienes tengo deudas Kármicas y perdirles me
perdonen si en esta vida, genuinamente no logré sanar lo que debíamos sanar. Mi
mayor deseo era que eso ocurriera; sin embargo, si la relación se volvió tóxica
y/o maltratante, debo proseguir a los espacios de Luz para poder enviarte desde
allí lo que necesites para sanar o al menos, vivir feliz. Gracias a cada ser
que asumió el rol del “malo o mala de la película” en mi vida, para que la Héroe
en mí pudiese superar a la Víctima y desde esa experiencia de empoderamiento poder
escribir estas letras. Finalmente, y usando la técnica hawaiana de
Ho´oponopono, me perdono por todo el
dolor de los hombres y las mujeres del mundo. Las mujeres han crecido mucho y
se han superado grandemente… Confío en que el Amor despierte contundente y
todos esos hermosos seres masculinos que aún no han descubierto su grandeza,
sanen y re emerjan desde la convicción de que todos somos seres DIVINOS Y
PERFECTOS, que es nuestra herencia Divina.”
Por ahí, más o menos, iría mi discurso…
Gregg estaba sentado en el banco de la parada
de guagua en un día en el que la temperatura bajaría grandemente. Le ofrecí de
mi china mandarina; el rehusó y muy amablemente, me ofreció de su vodka. Yo
rehusé. Escuché compasivamente su historia y al final pregunté: “¿Gregg, tú te quieres sanar?” y de inmediato que contó que su jefe lo
envió a un programa de rehabilitación. “No. No pregunté si quieres dejar de
beber. Pregunté si quieres sanar el dolor que te hace beber.” Gregg respondió
que sí. Pedí permiso para poner mi mano en su espalda, Chakra del Corazón, y
acto seguido pregunté: “¿A quién tienes que perdonar? ¿A quién tienes que perdonar por todo este dolor?” Gregg bajó su cabeza y
con la ayuda del Arcángel Rafael, comencé a mover aquel dolor del corazón de
ese hombre, mientras, el seguía en silencio… “Gregg,
who do you need to FORGIVE!?” “I need to FORGIVE MYSELF”, fueron sus palabras. Su respuesta,
aunque casi inaudible, resonó como un gran estruendo en un día de sol. Yo no me
había perdonado a mi misma por haber amado y confiado en un hombre que me dijo que me
amaba aunque al final demostrara lo contrario. Sollocé con Gregg. Entendí
porqué había perdido la guagua ese día para encontrármelo en mi camino. Entendí
que era lo que me faltaba sanar.. Entendí tantas cosas. La guagua llegó
mientras le recordaba a Gregg su poder y el sonrío y me dio las gracias con unas
bellas palabras.
Los Maestros están aquí. La gran pregunta es:
¿Ya estamos listos para sanar, perdonar, balancear y
evolucionar?
Mi respuesta es: “¡ESTAMOS LISTOS!”
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