Dedicado con el más grande amor a Maritza y Gonzy
Ayer me acurruqué en la cama
junto a mi hermana, que convalece luego de su operación para erradicarle un
cáncer que se había alojado, sin invitación, en su pecho. Hoy recordaba con gratitud su primera sesión
de quimo-terapia. Recordé su sonrisa al
salir, la alegría de poder estar allí esperándola, la esperanza que sobre pasa
el temor y la importancia de abrazar el cáncer: cuando abrazamos el cáncer,
abrazamos la vida. Mi hermana Maritza
es una heroína extraordinaria. En pie de
guerra y agarrada fuertemente de su Fe, Mari continuó trabajando durante sus
tratamientos, cantando en su iglesia, cuidando a sus hijas, cocinando,
fregando, planchando… viviendo. Mari se
abrazó a la vida y en su abrazo, abrazó su cáncer. Su cáncer, al sentir su abrazo, se transformó
en luz, que ahora brilla esperanza para otros que algún día deban enfrentar
este reto.
Sin embargo, la invitación
verdadera es a abrazar la vida sin que deba llegar un cáncer o algún otro reto
a recordarnos la importancia de existir en continua gratitud por todo lo que
significa estar vivos. Debemos recordarnos
diariamente la importancia de vivir en aprecio, armonía, comunión y
bienestar. El recordatorio a cuidar
nuestros cuerpos debe ser un nuevo amanecer, no un nuevo diagnóstico. El recordatorio a reconectar con el espíritu
debe ser el canto de un ave o el zumbido del viento, no el grito de un ser
amado. El recordatorio de vivir
plenamente en el presente debe ser el reconocer y agradecer que para leer este
artículo en este momento tienes ojos, computadora, Facebook, electricidad,
conocimiento para poder leer, una amiga que escribe, tiempo para leer, un deseo
en tu corazón de expandir tus experiencias y mientras sigues sumando dichas a
este eterno presente, se multiplica infinitamente la sobre abundancia que crea
en tu vida una continua bendición, esto es, si te tomas el tiempo de parar,
observar y absorber plenamente cada experiencia de vida.
Al igual que ver a Mari triunfar
en su reto es un regalo, bendición fue ver a Gonzy, que con apenas unos 18 años, abrazó su cáncer y
fundiéndose en uno, partió con él.
Hay sanación cuando sabemos que un reto de salud puede ser un pasaje
hacia la presencia más poderosa del Universo. Es hermoso reconocer que el amigo cáncer, o
cualquier otro amigo que afecte tu salud, te brinda su mano para llevarte de
frente al amor más puro que hayas conocido; ya sea a través del amor de
familiares y amigos o cuando te elevas para ser sólo espíritu. Como quiera que deseemos verlo, los retos de
salud, financieros, de relaciones o de cualquier otro tipo tienen una sola
finalidad cuando decidimos abrazarlos: ponernos de frente al amor más puro,
para seguirlo viviendo por toda una eternidad.
Abraza tus retos con enorme
gratitud y los verás transformarse en la más diáfana luz….. BENDICIONES.
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