Todos los procesos de
transformación por los que atravesamos son el camino del alma. En nuestro andar, vamos aunando la valentía
necesaria para enfrentarlos, provocarlos o ignorarlos, de modo que sigan
regresando una y otra vez hasta que al fin nos dejamos ir. Soltamos los controles, las resistencias,
miramos el miedo a la cara y nos lanzamos.
El alma nos guía en el camino de los cambios. Una voz sutil en nuestro pecho nos invita a
la confianza y de pronto: ¡Eureka! Nos
nacen alas como mariposas y remontamos un nuevo vuelo.
Cuando comenzamos por la
aceptación de que todo en la vida es cambio, estos procesos evolutivos
comienzan a suavizarse. Es aquí cuando
nos aventuramos a un sabor nuevo de mantecado, a unas vacaciones en un lugar
jamás visitado, o si la valentía se vuelve aún más retante, nos atrevemos a un
divorcio, a una cirugía o a una renuncia, entre muchas otras posibilidades. Lo maravilloso de atreverse a provocar
nuestros cambios, es que nos demostramos a nosotros mismos que ya vivimos en la
certeza de que tras el cambio viene algo mejor.
Es inevitable; es ley. Si lo
crees, lo creas. Por lo tanto, desde la
perspectiva del poder, los cambios son una herramienta poderosa de aceleración
de bienestar si son creados por nosotros mismos. El permanecer atados a situaciones o personas
que no nos hacen felices solo terminará en tristeza, agonía y enfermedad, lo que
inevitablemente nos obligará a un cambio.
La Ley Universal del Ritmo
establece que todo es cíclico. Por lo
tanto, todo lo que por vibración siempre está en continuo movimiento, en otras
palabras el universo completo, está obligado por su naturaleza a cambiar constantemente. Esto aplica a las estaciones del año, los
ciclos reproductivos, las mareas, los seres humanos, en fin, el continuo
movimiento rítmico de todo lo que existe provoca cambios. A veces nos hace feliz creer la fantasía de
que todo se mantenga estatico porque sostenemos pensamientos pesimistas. Sin embargo, si siempre apostamos a que lo
mejor está en camino, nuestro poder de pensamiento así lo manifestará y
abrazaremos cada cambio con gratitud.
La invitación de hoy es a que
observes que áreas de tu vida te están pidiendo una transformación. Observa tus finanzas, tu salud, tus
relaciones, la decoración de tu hogar, tus creencias, en fin, míralo todo y
comienza a definir qué cosas te hacen feliz y qué cosas no apoyan tu
crecimiento y bienestar. Haz una
lista. Crea una columna de gratitud
con lo que tienes ahora y en otra afirma lo que deseas manifestar. Añade detalles de cómo ves la transición
hacia eso mejor que te mereces y toma pasos en esa dirección.
Provocar cambios en vez de
esperarlos, porque siempre van a llegar, es una acción que requiere gran
valentía. Sin embargo, mi experiencia ha
sido que cada vez que voy a mi interior, escucho mi guía y pido valentía para
moverme en la dirección de mis sueños, cosas maravillosas comienzan a ocurrir
como por magia. Esto es así, porque el
Amor que nos creó nos quiere ver felices y en bienestar siempre. Suelta los miedos que sabotean el plan Divino
y déjate ir en la corriente que fluye hacia una vida perfecta. La vida que mereces tener.
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