“Vosotros sois la luz del mundo…
Así alumbre vuestra luz delante de los
hombres,
para que vean vuestras buenas obras.”
Jesús, el Cristo (Mt. 5:14-16)
Al fondo suena un tango de
Piazzolla…Oblivion. Según el diccionario Oxford, Oblivion vocablo del idioma inglés, se
refiere al estado en el cual no se está consciente de lo que está ocurriendo…
Algo así como el estado de muchas personas ante los cambios que están
ocurriendo en el planeta… Oblivion…
es un estado de desconexión. Si me desconecto, no siento nada… Oblivion… Se siente un poco como flotar
entre las notas de Piazzolla, cuando realmente lo que el alma anhela es SER…
Ser Piazzolla, ser su tango, ser el acordeón que lo interpreta, ser la melodía
que retumba entre los silencios de las notas y se eterniza en el éter… SER … Nuestra alma, en estado de
desconexión anda buscando su espacio. De repente, como mismo aparece el tango
de Piazzolla, aparece René Mey en Puerto Rico para mostrarnos un camino al
encuentro con aquello que sabemos que es… pero que no recordamos muy bien cómo
llegar. Un camino hacia la sanación de la cual todos somos capaces… Consciencia.
Entrar en el mundo de René Mey es
un salto cuántico en dirección hacia la consciencia. René Mey, vidente y
sanador francés radicado en México, me sacó del clóset de mi inconsciencia, aun
cuando yo juraba que estaba ya tan consciente de todo. Nunca había escuchado
sobre su trabajo de sanación hasta una semana antes de conocerlo, cuando fui a
capacitarme en su terapia de Regeneración Celular gracias a la generosidad de
su instructora mexicana, Anilú Fiz. Con
una bondad hermosa en su mirada y corazón, Anilú nos brindó gratuitamente su
conocimiento y nos capacitó para que todos pudiésemos ser sanadores. Ese día,
una veintena de personas dijeron sí a su sanador interior y salieron del clóset
junto conmigo. Para sanarse y sanar a otros hace falta gran valentía y
compromiso. Estas personas, allí presentes con entrega y amor, brindaron su
corazón para que, junto con sus manos, un colectivo de sanadores boricuas
comenzáramos lo que ahora se conoce como René
Mey Voluntarios Puerto Rico.
Ciertamente, lo primero que me
llamó la atención era que Mey no cobraba nunca por sus sanaciones. Seguidora
fiel de uno de los más grandes sanadores del planeta, Jesús, el Cristo,
inmediatamente identifiqué en este gesto el concepto “imagen y semejanza”. “Este hombre trabaja igual que mi Maestro
ancestral” pensé para mí. “¡Maravilloso,
tal vez, podría convertirse en mi maestro actual!” Sin embargo, no falta en
nuestra historia alguna energía “Tomasiana” que nos haga dudar, porque aún nos
queda demasiado de los viejos paradigmas en los cuales el interés es la regla y
nada se entrega a cambio de nada. Ya he visto demasiados en el camino de la Luz
que han convertido la encomienda en un negocio. Y aclaro: todos tenemos que
comer. Los trabajadores de la Luz comen y tienen derecho a un buen hogar y a
vivir en bienestar, e incluso en abundancia. Lo que a mi entender los distingue
de los “falsos mercaderes” es que estos seres siempre están dispuestos a dar de
su Ser sin pedir nada a cambio. Se les sirve a las personas así puedan pagarlo
o no. Jamás se niega un servicio o bien por falta de dinero y esto es posible
porque están en la nómina del Universo y confían plenamente en las Leyes que
dicen que el Bien que hagas te será devuelto. Al vivir dentro de los parámetros
y en consciencia de la Ley, lo que dan gratuitamente siempre les regresa en bendiciones por alguna
parte.
Consciencia… Así como el Cristo dio su vida por los seres humanos
en muestra de amor y entrega total, Mey ha dado su vida a la humanidad,
estableciendo centros de voluntarios en más de ochenta países y abriendo más de
cien clínicas humanitarias en México en donde se ofrecen sus terapias. Más
importante aún, René Mey va sanando a todas las personas a su paso
gratuitamente y ha creado un sistema de Regeneración Celular para sanación que
también comparte con el mundo sin costo para quienes lo reciben. En Puerto
Rico, unas quinientas personas (500) se dieron cita para conocerlo en solo un fin de
semana. Muchos venían en busca de algo de esperanza, sanación y todos llegaron
por fe, porque a René Mey muy pocas personas lo conocían en mi país. Sin
embargo, en mi caso, como he aprendido a vivir en armonía con las Leyes
Universales, aún con mis dudas, creí en su bondad y me abrí a recibir lo que él
venía a regalarnos porque si llega a mi experiencia por Ley de Atracción, es
porque en ello hay algo importante para mí. Su energía, muy parecida a la
energía de Jesús, me ayudó también a entender a los que, aun teniendo
necesidades de sanación, escogen no creer. Sucede que hay personas que
necesitan sus condiciones de salud adversas para manipular y controlar sus
familiares o simplemente, poder mantenerse en el papel de la víctima. Por otro
lado existen otros que prefieren morir de lo que sea, antes que abrirse a
nuevas formas de pensar. Son estas las personas que como no les importa morirse
no se inmutan tampoco a la hora de ver morir a otros y gracias a gente como
ellos, es posible crucificar a un hombre tan gentil como Jesús. Mey es un genuino sanador y sigue vivo
a su edad; eso es buena señal de que como raza estamos evolucionando, aun cuando su
historia también tiene un episodio muy oscuro.
En preparación para conocerlo leí
su biografía, escrita por su esposa Juliette Laure, René Mey y debo confesar que aún antes de verlo sabía que este
hombre era auténtico porque ya me había sanado aún sin conocerme. En su
biografía narra sus experiencias como vidente; desde niño poseía una conexión muy
especial con el mundo de la energía. Sin embargo, su encarcelamiento en Francia
fue lo que tocó la fibra más cercana al corazón. Debido a una persecución
injusta, Mey vivió años en la cárcel por cargos creados fraudulentamente en su
contra. Me recordó a Jesús, Mandela, Luther King Jr. y a tantos que han sido
injustamente sentenciados porque cuando la Luz brilla la oscuridad hace todo lo
posible por detenerla.
Gracias a este relato, pude hacer
la paz con el hecho de que la librería que auspició el lanzamiento de mi primer
libro TOCANDO CIELO, a casi un año
del evento, no ha pagado aun ni un centavo de mis honorarios. Por meses me
sentí morir. Aporté voluntariamente a esta empresa para ayudarles y ayudar a
los escritores de auto ayuda del patio y ahora me veía frente a unas personas
que lo único que buscaban era robarme mi dinero. No podía manejar tanta maldad;
no estoy acostumbrada a estas energías tan oscuras. Por meses me fue imposible
presentar el libro nuevamente ya que este golpe me había dejado de bruces en el
piso. Y ahí llega Mey, solo para que comprenda, que si alguien trata de detener
a TOCANDO CIELO de brillar su luz, es
porque hay algo importante en ese libro para la humanidad. Aun cuando la
oscuridad se levante ante la Luz, Mey me enseñó que jamás vamos a claudicar
ante la batalla.
Salí entonces de mi clóset. Hoy
me reconozco, al igual que Mey, vidente y sanadora. Ya en mi libro había
hablado de mis visiones y dones, sin embargo, mi sanadora estaba escondida en
un clóset donde nadie podía encontrarla porque estaba protegida fuertemente por
su gran guardián: mis miedos. Ahora, junto con el equipo de voluntarios de René
Mey, me comprometo con ayudar a las personas, tanto con mis dones espirituales
como con la terapia de Regeneración Celular y puedo compartirlo públicamente. Gracias
a Mey, a Anilú y a Juliette gané una gran batalla. Aprendí infinidad de cosas
hermosas de tantas personas amorosas, que salí de la charla de Mey cantando y
riendo como hacía meses no lo hacía. Cerré el closet y dejé adentro encerrados
mis miedos. Me abrí a recibir en un día de amor espectacular con un tango de
Piazzolla. Porque la vida hay que vivirla como se baila un tango: sin miedo y con
pasión. ¡Enhorabuena!!!
René Mey en meditación
Un relato extraordinario, donde se entremezclan una infinidad de conocimientos con la experiencia nueva que pone a la autora en la ruta del hallazgo nuevo y que tan gentilmente comparte con nosotros. Es ineludible recordar las palabras del Nazareno, cuando se pronunció diciendo (respecto a los milagros):
ResponderEliminar→ "De cierto, de cierto os digo: El que cree en mí, las obras que yo hago él también las hará; y mayores que éstas hará, porque yo voy a mi Padre." (Juan 14:12)
!Gracias Dianiluz! Aprendamos todos los días...! Gracias!
[kike otero]